Las familias afrontan estos días una difícil decisión: elegir colegio para sus hijos. Después elegir guardería, los padres deben hacer frente a esta nueva duda. Hay centros donde nadie suspende, no hay alumnos con necesidades especiales o cambian con frecuencia de docentes. Ante esto, los inspectores nos dan las claves para acertar.
¿Cómo son las instalaciones? ¿Cómo es el servicio de comedor? ¿Ponen énfasis en el dominio de la lectura y la escritura? Son muchas las dudas que surgen a la hora de elegir un centro de estudio para nuestros hijos. Pilar González Ortega, Javier Fernández y Javier Marrodán, inspectores de educación, explican cómo acertar.
Javier Fernández, señala que conocer el nivel de estabilidad de las plantillas resulta "imprescindible para saber si el centro puede implementar proyectos educativos mínimamente estables que permitan una visión común de centro y etapa". Además, "hay que interesarse por los programas de atención personalizada para alumnos con distintos ritmos y necesidades".
A juicio de esta inspectora, a los padres les debería llamar la atención que en un centro no estén escolarizados niños con necesidades específicas, porque la sociedad es diversa y si no los hay, significa que la escuela no les da respuesta y "acaban marchándose o se les invita a irse".
Los resultados académicos también dan idea de cómo es el centro. Deberían saltar las alarmas si "nadie" suspende. "Es importante conocer cómo se aborda el proceso de enseñanza-aprendizaje, qué instrumentos de evaluación se emplean y cómo se analizan esos resultados para buscar la mejora", añade la inspectora.
El nivel académico de los centros se puede saber por los resultados de la EVAU, el número de alumnos que continúan sus estudios en enseñanzas académicas o profesionales o cuántos comenzaron, por ejemplo, en primero de la ESO y acaban en cuarto para dirigirse a Bachillerato o a una FP.
Pilar Ortega también pone énfasis en que los padres se interesen por cómo se trabajan las áreas instrumentales: lengua castellana, matemáticas y primera lengua extranjera; cómo se incentiva el gusto por la lectura y si se enseñan técnicas de estudio y cómo lo hacen.
Coinciden los inspectores en la importancia de preguntar por las líneas metodológicas que se siguen en las etapas de Infantil y Primaria y cómo se trabaja la coordinación entre los equipos docentes de ambas etapas para garantizar la continuidad y seguir avanzando y construyendo aprendizajes sobre la base que se ha creado en el nivel anterior.
En palabras de Javier Fernández, "la innovación no es marketing, ni herramientas digitales, ni gustos ni intereses colectivos o personales. Si no se garantizan los aprendizajes y saberes, ¿de qué innovación hablamos? Una escuela no es verdadera por ser innovadora, sino que es innovadora cuando es verdadera".
Este año se vuelven a generalizar las jornadas de puertas abiertas de los centros, unas visitas en las que González aboga por prestar atención a un dato significativo: quiénes participan por parte del centro. ¿Se implica el profesorado, los coordinadores de ciclo, solo el equipo directivo...?
Es importante conocer las instalaciones, los proyectos de los centros y su estilo directivo, además de poder hablar con el profesorado y plantearle aspectos que le preocupan a la familia.
Marrodán considera que es difícil trabajar en un mismo aula con 30 niños de Primario o con 34 estudiantes de Secundaria en una clase. "Estos datos los desconocen a menudo las familias".
Un menor ratio profesor/alumno conseguirá una atención mas individualizada. Sin embargo, también "es cierto que si en el centro se realizan desdobles de grupos y agrupamientos flexibles, el efecto de una ratio que podría considerarse elevada, se ve minimizada".
Estos profesionales recomiendan consultar proyectos educativos del centro, que suelen estar disponibles en sus webs; conocer sus planes de convivencia y la acción tutorial, así como sus actividades extraescolares, transporte o comedor para facilitar la conciliación, aunque no tengan ningún valor pedagógico.