El equipo de especialistas en fetos, neurocirujanos y cardiólogos del Hospital Mount Sinai, en Toronto, realizó una operación de dos horas y media para cerrar la abertura en la columna vertebral de Eiko, un bebé que entonces sufría de mielomeningocele, la forma más rara y debilitante de espina bífida.
Según informa SickKids, este defecto congénito es un tipo de defecto del tubo neural, lo que significa que afecta el cerebro, y la médula espinal del bebé. En la espina bífida, el tubo neural no se cierra en algún lugar a lo largo de la columna vertebral, dejando en ella una abertura, lo que deja a la médula espinal y los nervios mucho más vulnerables a traumas y daños.
La afección se desarrolla durante el primer mes del embarazo, a menudo incluso antes de saber que se encuentra esperando un bebé.
Dependiendo de la ubicación a lo largo de la columna vertebral, los niños que nacen con espina bífida pueden tener discapacidades físicas leves o graves y pueden necesitar cuidado y apoyo de por vida, además de causar deficiencias intelectuales.
A no ser por la arriesgada operación, la pequeña, que ahora tiene tres meses, hubiera tenido que sufrir graves discapacidades motoras y del sistema nervioso. Eiko probablemente habría necesitado un procedimiento para aliviar la presión en su cerebro, no habría podido caminar independientemente, e incluso puede que hubiera fallecido antes de llegar a la edad adulta.
Los cirujanos de la Universidad de Vanderbilt desarrollaron la técnica quirúrgica y realizaron la primera cirugía fetal materna para corregir la espina bífida en 1997. Entonces, los resultados de la cirugía en el útero fueron un 80 % mejor que los niños que recibieron la operación después del nacimiento.
El Dr. Noel Tulipan y su equipo en Vanderbilt han realizado más de 200 operaciones de este tipo en su hospital y otros. Afortunadamente el número de hospitales no especializados que realizan esta cirugía es cada vez mayor.
Para realizar el procedimiento, el equipo tuvo que colocar a Eiko, que todavía era un feto, bajo anestesia, sedarla y paralizarla temporalmente. Luego, cortaron el abdomen y el útero de su madre para alcanzar al bebé durante la parte neurológica de la cirugía.
Administrando con cuidado los líquidos amnióticos que protegen al feto, los médicos liberaron los nervios en desarrollo en su espalda de la piel abierta, colocaron un parche sobre el tejido nervioso y cosieron la piel. Eiko nació completamente sana 10 semanas después de la operación.
Romeila, la madre de Eiko fue la primera madre en someterse a la rara cirugía en el útero en su país de origen, Canadá. Madre e hija se ha recuperado por completo, y junto a su padre, Romeo Crisostomo, celebrarán los tres primeros meses de vida de su pequeña.