Morata o Benzema son dos de los jugadores que hemos visto en la Guardia Civil esta mañana con sus deportivos. Intentaban reconocer sus relojes y joyas robadas, recuperadas en los registros a los miembros de la banda detenida por la Unidad Central Operativa. El que iba sobre seguro es Thomas, el jugador del Atlético de Madrid, porque los agentes ya habían identificado su medalla de subcampeón de la Champions. Fue el último futbolista asaltado junto con Casemiro. El madridista estaba jugando el derbi cuando entraron en su casa con su mujer dentro, igual que le ocurrió a Morata cuando estaba concentrado con la selección; su mujer estaba en la vivienda. Fue en ese vestuario de la selección donde los jugadores hicieron cuentas. Isco, Zidane, Asensio, Varane o Lucas Vázquez, todos asaltados mientras disputaban sus partidos. El Real Madrid tuvo que aumentar la seguridad para sus jugadores cuando se produjo la oleada de robos. Sus joyas, sus casas, todo está expuesto en las redes sociales. Las alineaciones a la vista de todo el mundo. No es complicado. Son objetivos apetecibles desde siempre. Por la tarde ya habían podido atribuir a la banda el robo de cinco jugadores de fútbol y otros deportistas de élite. En total una veintena de asaltos a viviendas. Los detenidos son cuatro, tres albaneses y un español. El que creen que es el líder tiene antecedentes muy curiosos. No solo porque perteneció a la banda que asaltó al empresario José Luis Moreno. Lo que ha despertado nuestro “olfato” es que esa organización criminal de albaneses que cayó tras la terrible paliza al empresario madrileño con un hacha, también había asaltado a algunos de los galácticos del Real Madrid hace años.
Corrían finales del año 2008 cuando la Guardia Civil y la Policía lograban detener a la peligrosa banda. Liderada por Astrid Bushi y su lugarteniente Fred Deda, tenía en su currículum policial el robo de varios jugadores del Real Madrid. Los asaltos se habían producido desde el año 2005. Los policías que participaron en aquella investigación, algunos ya jubilados, lo recuerdan con detalle, y en las últimas semanas habían indicado a sus compañeros en activo que revisaran los nombres de los miembros de la famosa banda porque alguno de esos albaneses podía estar involucrado en los robos que se han venido produciendo este año en el entorno del Real Madrid y el Atlético de Madrid. Las mismas fuentes nos apuntan otro dato. La posibilidad de que esos albaneses estén detrás del resto de robos a jugadores de otros equipos por toda la geografía. En el Betis, el Villareal, el Valencia o el Barcelona cuentan con otra decena de asaltos a viviendas. “Los albaneses siempre se han organizado en grupos diferenciados geográficamente, pero bebiendo del mismo modus operandi y del mismo jefe”. No es una idea descabellada. Durante esos años de azote a los galácticos hubo robos en otros equipos. El robo a Del Nido o a Luis Fabiano, del Betis, en su chalé de Montequinto. Mientras él entrenaba con el equipo en la ciudad deportiva, unos ladrones retenían en su casa a su mujer y sus dos hijas, de uno y tres años por entonces. Los delincuentes encañonaron a la esposa del delantero brasileño para llevarse joyas, relojes y una importante cantidad de dinero. Al regresar del entrenamiento, el futbolista se encontró con la puerta de su casa abierta y a su familia retenida en un cuarto. En Europa muchos equipos han sufrido sistemáticamente y sufren el azote de las bandas como ha ocurrido en España.
La investigación de la banda de Bushi que asaltó a Moreno fue muy complicada. Eran los tiempos en los que cada juzgado entendía de lo suyo y era complicado que se acumularan los asaltos en una misma causa. Eran tiempos duros porque los cacos quedaban en libertad provisional y seguían actuando. Guardia Civil y Policía se habían cruzado en la investigación y acabó siendo conjunta. La policía los había investigado por robar a jugadores del Real Madrid y los habían dejado escapar cuando esperaban encontrar un camión cargado de cocaína que finalmente hallaron vacío. No eran ellos los traficantes pero sí los que se dedicaban a los vuelcos. No podían tirar para adelante contra ellas. Hasta que los datos de ambas investigaciones acabaron casando y fueron a por ellos. El desenlace final fue rocambolesco.
El primer jefe de la banda, al que vimos en algunos seguimientos policiales, había muerto acribillado. Astrid Bushi heredó el trono. Sin embargo, nunca pudo imputarse a Bushi el asalto de José Luis Moreno. Tampoco a su lugarteniente, Fred Deda, acusado de tener las monedas rusas del productor, pero no de robarlas. Dijo al juez que se las había vendido. La banda no dejaba huellas, ni ADN, ni imágenes en las cámaras de seguridad. Solo tenían a los testigos que vieron como intentaron vender en Madrid los sofisticados relojes robados a Moreno. También supieron que Bushi y los suyos cometieron asaltos similares en Toledo con un hacha parecida a la que dejó al empresario herido de gravedad. Esta vez iban sin pasamontañas. Además, en La Moraleja, durante otro robo, un vecino vio el coche en el que huían. Habían cometido 30 asaltos con los mismos coches que, previamente habían robado en las casas. Estas pruebas habrían servido si un mismo juez hubiera aglutinado los 30 casos de robo. Sin embargo, cada asalto estaba en manos de un magistrado distinto. La mayoría habían decretado libertad provisional y eso es lo que ocurrió cuando Bushi pasó por los juzgados de Alcobendas y se vio, de repente, en la calle. Antes de que se dieran cuenta los agentes que lo tenían que devolver a prisión, ya se había fugado con una orden de libertad provisional del juez, que solo entendía de su robo, y no había mirado ni el expediente con otras imputaciones. Los primeros datos tras el enorme error apuntaban a que podía estar escondido en un piso de Madrid, como su lugarteniente, puesto en libertad por un error informático de la cárcel y encontrado tres días después en un piso de mejorada del Campo. Bushi había salido del juzgado con lo puesto. No llevaba ni dinero, ni teléfono. Uno de los objetivos del albanés pudo ser Italia, donde los miembros de la banda que no fueron detenidos habían huido, y donde tenían al comprador del oro que robaban. (Ahora parece que parte de lo robado lo vendían en un ‘compro oro’ de Madrid que ha sido intervenido ayer). Bushi no podía volver a Albania porque allí había asesinado a un policía. Tenía un código rojo en Interpol por asesinato, tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas. Era un paranoico de la contravigilancia. Cambiaba de piso casi a diario, siempre iba armado y no viajaba nunca en el mismo coche. Además de escurridizo, Bushi había tenido mucha suerte. En 2002 y 2006 había sido detenido en España pero no fue extraditado a Albania, y en 2008 en plena investigación por el asalto a Moreno fue descubierto in fraganti asaltando un chalet de la Moraleja; 25 días en la cárcel y quedó libre. Bushi caería tras la fuga del juzgado de Alcobendas. Pero al final, la Guardia Civil lo encontraría en Albania donde cumplió condena. Su lugarteniente haría carrera en España con otra banda. La banda del oro cometió 70 robos en un mes en Galicia. Acumularon seis kilos y medio de joyas, 2000 piezas escondidas en zulos. Fueron detenidos en 2012. Deda había vivido hasta entonces sin esconderse, visitando locales de ocio de la noche madrileña. En realidad, ningún miembro de la banda que dejó malherido a José Luis Moreno entró en prisión por aquel terrible suceso. El último en reaparecer ha sido detenido ahora por la UCO, con un modus operandi que conocía a la perfección; el robo a las estrellas del fútbol.