Según la investigación, la mayoría de estos individuos prefieren la comida salada, como la pizza, en lugar de unos alimentos más saludables, pero menos atractivos. Además, muchos optan por la comida basura debido al falso mito de que esta absorbe el alcohol, concluyen los investigadores.
“Se cree que después de beber alcohol, la cantidad de glucosa en el cuerpo varía, lo que hace que el cerebro sienta hambre”, ha declarado la profesora al frente del proyecto, Jessica Krugeral, al Daily Mail. Además, también han señalado que las personas que han ingerido alcohol no suelen beber agua u otras bebidas no alcohólicas antes de irse a dormir, lo que puede causar deshidratación.