El ciberbullying continúa siendo la forma de acoso más frecuente Se trata de un tipo de acoso que se produce principalmente a través de dispositivos electrónicos, como el móvil o el ordenador, y de servicios de Internet.
Las herramientas de trabajo que permiten a varias personas actualizar un mismo documento como Google Docs se han convertido en una de las formas más comunes entre los menores para acosar o insultar a otros compañeros debido a su rapidez de difusión y eliminación, como explica la compañía de ciberseguridad Panda Security en su blog oficial.
Los jóvenes usan también sus redes sociales para llevar a cabo este tipo de actos de acoso a nivel escolar, como Instagram o Tiktok.
Los ciberacosadores pertenecen en la mayoría de las ocasiones al mismo centro que la víctima y actúan en grupo (entre 2 y 5 personas) del mismo sexo que la víctima.
Suelen ser adolescentes y "les mueve la agresividad o la venganza". Las víctimas de ciberacoso sólo piden ayuda a los adultos cuando su situación se prolonga más allá de un curso escolar.
La edad media de inicio del ciberacoso es de 13,6 años, superior a la del acoso escolar en general (11,6 años) y la agresión más habitual es el insulto (81 %), aunque también amenazas (37 %) y difusión de rumores (11 %).
La compañía de seguridad informática ESET España recopiló hace unos años una serie de síntomas que suelen desarrollar los menores afectados para así poder detectarlos y evitar que la situación empeore:
Según el informe La opinión de los estudiantes, elaborado por Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, uno de cada cuatro alumnos conoce a alguien en su clase que puede haberlo sufrido.
Móviles, tablets, ordenadores e incluso videojuegos. Todos estos elementos pueden convertirse en un arma de doble filo cuando se trata de acoso. El 21,8% de los alumnos reconoce haber podido participar en un caso de acoso sin ser consciente de ello y el 96,4% afirma que no lo haría en el caso de darse cuenta. Ambas fundaciones llevan cinco años trabajando conjuntamente por el fin del acoso escolar y seguirán haciéndolo para acabar con esta lacra.
El acoso escolar ha experimentado una bajada del 44,5% desde que comenzó la pandemia, debido al estado de alarma, que privó a los estudiantes de ir a los centros escolares, reduciéndose así la interacción física entre ellos y, más tarde, cuando los niños regresaron a las aulas, a las medidas sanitarias de distancia y seguridad, que han generado un control por parte del profesorado mucho mayor sobre los alumnos. Si bien, desde que comenzó la pandemia, han aumentado un 65% las agresiones grupales.
Este 'III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos en Tiempos de Pandemia 2020 y 2021' se ha realizado gracias a los talleres que ambas instituciones han impartido en 329 centros educativos repartidos por seis comunidades autónomas (Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Islas Baleares y Canarias).
Sin embargo, a pesar de la reducción de los casos de acoso, los estudiantes admiten que han aumentado las agresiones en grupo: pasando de un 43,7% en 2018-19 a un 72,4% en 2020-21, un incremento del 65%.
Otra conclusión del informe es que el ciberbullying es la forma de acoso que más presente ha estado desde que comenzó la pandemia, pues una cuarta parte de los alumnos afirma conocer compañeros de clase que podrían haberlo sufrido.
Además, ahora ya no solo se produce a través de WhatsApp (53,9% de los casos), sino también a través de Instagram (44,4%), TikTok (38,5%) o videojuegos (37,7%).
Tal y como revela el informe, casi la mitad de los casos de acoso escolar permanecen sin solución (47,8%). Según la opinión de los alumnos, sólo el 52,2% fueron resueltos y un 83% cree que el colegio hizo algo por resolver la situación.
Para los alumnos, la forma más eficaz de resolver el acoso escolar es avisar al profesor. En cuanto a los profesores, más de la mitad (51%) reconoce la falta de recursos y formación entre el personal docente como barrera a la hora de intervenir en situaciones de acoso escolar.
Para los docentes, tiene más sentido el trabajo con el alumnado en el respeto a las diferencias y el diálogo que las acciones punitivas, como la expulsión del centro escolar, y sugieren a padres y madres educar en valores y prestar atención a los hijos como medidas de prevención del acoso escolar.
Por otro lado, la mayoría de los niños y adolescentes consideran positivo (52,4%) la prohibición del teléfono móvil en los centros escolares, y tan sólo el 23% lo percibe como una medida inadecuada.
Según los alumnos, esta práctica impediría el ciberbullying (a través de burlas, difusión de imágenes y vídeos), evitaría distracciones y mejoraría la atención en clase. Entre los que no están de acuerdo, afirman que es necesario para llamadas de urgencia y que se debería permitir en el recreo o como herramienta escolar.
También los profesores ven con buenos ojos esta prohibición casi de manera unánime: 8 de cada 10 considera esta medida necesaria para evitar el acoso escolar, "ya que el móvil dentro del aula no es necesario para el aprendizaje y propicia la desconcentración". Y el 18,7% de profesores estima que los alumnos deberían aprender a través de talleres a utilizar el móvil de forma responsable.