Bomberos y Guardia Civil llevan horas trabajando sin parar para tratar de localizar a Julen, al pequeño de dos años que ayer cayó en un pozo de Totalán, en Málaga.
Su familia celebraba una comida en una finca de la localidad cuando varios niños destaparon el agujero de 110 metros de profundidad y unos 25 centímetros de diámetro. Un hueco verdaderamente angosto en el que se ha introducido una minicámara que ha llegado hasta los 80 metros. A esa altura a se produjo un desprendimiento de tierra en el interior que bloqueaba el acceso.
Los equipos de rescate han conseguido retirar 30 centímetros de tierra. Sin embargo, "el problema es que sigue cayendo material, se compacta, es húmedo, y la zona es fría... en definitiva, no es fácil seguir rastreando ahí", ha explicado la subdelegada del Gobierno en Málaga, María Gámez.
El portavoz de la Guardia Civil ha explicado que valoran la construcción de un túnel paralelo para llegar hasta el pequeño o escarbar bajo la arena para llegar hasta Julen. Aunque los expertos han superado el tapón de arena, las condiciones de visibilidad son muy limitadas.
Gámez, en el lugar de los hechos, ha explicado que los trabajos técnicamente "son muy complicados y muy complejos" y "se están valorando todas las alternativas técnicas posibles para poder acceder, localizar y rescatar" al niño.
No se está preparado técnicamente para rescatar un cuerpo en un espacio tan estrecho pero "existen tecnologías para acceder a sitios estrechos y profundos, como es el caso, y todas se están teniendo en cuenta", ha explicado la subdelegada del Gobierno, que ha hecho hincapié en la precaución que hay que tener, ya que no se tratar solo de llegar sino de conservar el hueco en la zona que se pueda rescatar.