Las agresiones sexuales en grupo, como el caso de los cinco jóvenes que presuntamente implicados en la violación de dos chicas en Burjassot, Valencia, ha reavivado el debate sobre el tema. ¿Qué hay detrás del aumento de las violaciones 'en manada' a jóvenes y menores? La pornografía, como manual de educación sexual, los valores sexistas heredados, entre las múltiples causas, según señalan los especialistas.
Benjamín Ballesteros, psicólogo de la Fundación ANAR, alerta de "una tendencia al alza en el último año de estas agresiones y de un modus operandi que parte de la redes sociales en un organizado plan, en el que la empatía humana está ausente.
Ballesteros se basa en un estudio sobre abusos sexuales realizado por la Fundación ANAR, "en el que analizamos un total de 6.183 casos de abusos sexuales" y detectamos que "hay una tendencia al alza de los casos de abusos sexuales en grupo". Con los datos en la mano, en la última década este tipo de agresión sexual ha pasado de un 2,1% a un 10.5%."
Hablamos de sexo constantemente: está en nuestra vida cotidiana, en las series que vemos, en la publicidad, en los chistes que compartimos con nuestros amigos y, sin embargo, el sexo sigue siendo un tabú, porque en realidad no hablamos de aprender a relacionarnos sexualmente con las emociones. En este contexto, para los jóvenes es difícil entender las relaciones íntimas, en una sociedad hipersexualizada, en la que "los padres y madres no hablan con sus hijos de sexo" y la pornografía se convierte en su mejor manual. El Director de programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, habla de cómo los jóvenes llegan al punto de normalizar lo que ven en la pornografía y creer que eso es placentero.
"La sexualidad forma parte de nosotros, forma parte de las necesidades de los seres humanos. La cuestión es que los padres y las madres no le explican a sus hijos lo que es una relación sentimental sana, de respeto, de reciprocidad" y los menores de edad pueden acceder a pornografía, por curiosidad, pueden ver a cualquier tipo de contenidos, que son perjudiciales para entender una sexualidad sana. Es muy fácil encontrar pornografía en la que se maltrata a la mujer en grupo y esto puede ser normalizado por adolescentes, que acaban viendo ese tipo de comportamiento como normales."
El especialista asegura que no hay una única explicación porque son muchos los factores en este aumento de los casos de violación grupal. La sociedad cada vez es más virtual ¡y no ha llegado el metaverso! Muchas veces parece que tenemos la cara incrustada en la pantalla del móvil y la comunicación de la cotidiana pasa de chatear hasta con el más próximo, al alcance de nuestra mano, pero el 'hola, cómo estás o la conversación que toca, elegimos que sea por WhatsApp.
"Las formas de comunicación están cambiando en las familias. Cada uno está con su tablet, viendo su serie, escuchando a su 'youtuber' favorito. No se crea ese entorno en el que las familias se sentaban a ver y comentar una película, una serie que ser veía de forma conjunta y de esa forma se favorecía una forma de comunicación en la que se hablaba y se compartía más." Muchas veces, las únicas personas con la que los menores pueden hablar de sus inquietudes sexuales son sus iguales o a través de internet recibiendo un criterio que no es necesariamente sano y de ahí proviene este tipo de situaciones."
Meritxell Pérez Ramírez, doctora en Psicología, criminóloga y profesora de la Universidad Pontificia Comillas, coincide en que son muchas las causas y "no hay una receta mágica" para saber por qué ocurren estas violaciones en grupo de menores, pero sí apunta a la existencia de "valores sexistas" en muchos jóvenes, que tienen una visión muy distorsionada de las relaciones sexuales y del rol de las mujeres en estas". En esa línea subraya, que "los violadores grupales con una media de edad que ronda los 25 años son entre 5 y 10 años más jóvenes que los agresores sexuales individuales".
Los datos sobre delitos y agresiones sexuales de la Fundación sobre Delincuencia y Seguridad, contemplan las que se dan entre personas que se conocen (80%): son parejas, familiares, amigos o compañeros de trabajo, y el otro 20% en casos en los que no existe ninguna relación entre víctima y agresor. Sin embargo, ahora los estudiosos tendrán que incluir una nueva categoría: la de los que solo se conocen a través de las redes, como el caso de las dos menores violadas en Burjassot, que no conocían físicamente a sus agresores, no los habían visto, pero sí tenían una 'relación de amistad virtual'.
Se llama grooming, ese fenómeno en que los agresores/depredadores/criminales captan a la víctima a través de internet, unas veces fingiendo ser quiénes no son y otras convirtiéndose en 'amigos virtuales' de la potencial víctima. Lo mismo se cambian de sexo, de edad, de nombre, de imagen, algo bastante sencillo en internet y se ganan la confianza de la otra persona, un modus operandi que comienzan a ver los expertos cada vez con más frecuencia.
El Grooming, una captación a través de internet, una vía que usan los violadores, como en este caso, en la que "se ganan la amistad y la confianza de las víctimas para abusar finalmente de ellas".
Tienen muchos métodos, como explica Ballesteros, "a veces se hacen pasar por otro adolescente, en una primera fase tratan de granjearse la confianza de la otra persona, saludándose todos los días, hablándose y haciendo un comportamiento totalmente normalizado", pero entonces es cuando las adolescentes se confunden y como "llevan tres meses hablando con esta persona de la que desconoce su identidad auténtica, la víctima llega a un punto en que lo considera un amigo íntimo y le da acceso a sus redes sociales".
A partir de ese punto, la encerrona es completa, porque "en el momento en que la mujer le dé algún tipo de contenido de carácter sexual al agresor, este lo usará para hacer la extorsión y concebir el abuso; le propondrá cualquier actividad sexual determinada o volcará la fotografía y vídeo en redes". Ante este chantaje "la adolescente cede exponiéndose a la agresión real".
Una sociedad en la que cada vez hay más facilidad para tener relaciones sexuales libres; hay menos barreras sociales: el sexo se ha ido normalizando, incluso excluyendo el compromiso ve aumentar las agresiones sexuales en grupo. Hoy hay muchas aplicaciones para tener relaciones sin obligaciones ni ataduras en un contexto completamente líquido, como la definía Zygmunt Bauman . ¿Con estas posibilidades por qué elegir la violencia, el delito, el castigo penal?
"Tiene mucho que ver por cómo se están educando estos jóvenes, la falta de criterios, la falta de referentes emocionales dentro de las familias, que ayuden a integrar una sexualidad afectiva adecuada, basada en la igualdad y el respeto a las otras personas, a la mujer. Esto provoca que en muchas ocasiones, se hayan normalizado ciertos comportamientos que han visto en la pornografías llega a un punto en que el adolescente llegue a pensar que eso le gusta y en su grupo lo consideren normal y tolerable."
La profesora de la Universidad Pontificia Comillas cree que es importante considerar la función que tiene el grupo en estas violaciones. "Un grupo tiene dinámicas propias que influyen en el comportamiento, más en los jóvenes. Hay cosas que te animas a hacer solo con tus amigos, con tus amigos tienes que demostrar cosas, que eres el más gallito", subraya refiriéndose a la violación grupal de las dos niñas de 12 y 13 años de Burjassot.
¿Los violadores reinciden o se pueden rehabilitar?. Agresores sexuales que han pasado largas temporadas en la cárcel, una vez cumplidas sus condenas vuelven a reincidir. El debate sigue abierto sobre tratamientos psicológicos, medicamentos, castración química sin que, hasta el momento, los especialistas hayan llegado a conclusiones definitivas sobre tan delicado asunto.
"Lo cierto es que cuando hablamos de violadores hay pocos estudios esperanzadores sobre esta posibilidad de reinserción; posiblemente los tratamientos tienen que seguir desarrollándose para hacerlo más efectivos. Hoy por hoy las probabilidades de que una persona que comete este tipo de agresiones llegue a recuperarse y a llevar una vida normal son pequeñas, son desesperanzadores los datos. Las probabilidades de que reincidan son muy altas". Hay estudios hechos con violadores sometidos a la castración química, pero "vuelven a violar porque el problema está en su mente".
De otra opinión es la psicóloga y criminóloga, Meritxell Pérez Ramírez, que habla de una reincidencia en torno al 20% de los delincuentes sexuales, tras su salida de prisión. Para ella "el tratamiento funciona y consigue reducir aún más el porcentaje de reincidentes" de este tipo de delitos.
Para Ballesteros, el problema más preocupante es la falta de empatía que encuentra en el grupo, porque como asegura "psicópatas y violadores ha habido siempre, lo que no es normal es la falta de empatía de que están teniendo los demás ante esa agresión. Lo lógico sería que cualquiera de ellos, ante la posibilidad de una agresión sexual, salieran en defensa de la víctima, por empatía con ella y porque dentro de su código de valores sería imposible aceptar sin que reaccionen. En cambio lo que está pasando es que se unen e incluso que piensan cómo lo van a llevar a cabo".
Lo que estamos viendo en ANAR es un modus operandi en el que se están drogando a las adolescentes, estas pierden la consciencia, la voluntad y al día siguiente han sido violadas por muchas personas y después no recuerdan quién ha sido, no saben qué ocurrió y además no tienen pruebas. Esto ocurre porque hay gente que se está organizando por internet, con muchas ventajas, pero que propicia que personas con determinadas patologías se puedan vincular y perpetrar cualquier acto que han pensado muy bien cómo llevarlo a cabo para lograr que las víctimas queden indefensas. "
Para evitar el efecto llamada el tratamiento de los casos también es fundamental. Y ahí todos debemos mejorar, más aún en los casos de menores de edad. No dar datos de carácter personal para no identificar a las víctimas es vital así como evitar detalles que deberían quedar en el secreto sumarial.
El experto advierte contra la tentación de informar de detalles escabrosos sobre la actuación de los violadores, "qué pensaron, qué es lo que hablaron, los mensajes qué se pasaron, la droga que utilizaron". Todo eso puede provocar un "efecto llamada" y esos datos pueden ser utilizados por terceros para reproducir la violación con futuras víctimas".