El exseleccionador español de baloncesto entre 2001 y 2002 y actual consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, Javier Imbroda, ha fallecido a los 61 años tras una larga lucha contra el cáncer. Hace unos años, el político mandaba una carta abierta donde explicaba cómo había vivido su enfermedad, detectada en 2016. Esta es la carta íntegra que Imbroda envió a la Asociación de Entrenadores de Baloncesto:
"Hace algo más de un año me diagnosticaron un cáncer de próstata. Al principio no lo parecía, y uno que jamás había visitado un hospital, no se lo creía. Pruebas y más pruebas diagnósticas, convirtieron mi estado anímico en una especie de montaña rusa emocional: ahora parece que no es tanto, ahora parece que sí. Hasta que en la segunda biopsia, se confirmó lo peor. Cáncer de próstata de grado 10, el más agresivo y con metástasis en esa zona que no voy a detallar, para qué.
Con el diagnóstico comienza un calvario, sobre todo porque sientes que la muerte te viene a visitar y con intención de quedarse. La vida y su final te recorre la cabeza multitud de veces. Desconoces qué sucederá. Te empiezan a hablar de supervivencia, de retrasar lo que parece inevitable, de nuevas técnicas, tratamientos varios, nuevos fármacos, escuchas y escuchas, y uno pasa automáticamente a pertenecer al mundo de los indefensos pacientes, inconscientes del tiempo que les queda.
Un montón de pruebas diagnósticas sin dar en la tecla al principio, dos biopsias, dos cirugías (una laparoscopia y otra cirugía abierta) de entre cuatro y cinco horas cada una batallando en el quirófano. Postoperatorios durísimos con grave infección incluida, tratamientos de hormonoterapia, seis ciclos de quimioterapia, más pruebas, más análisis, siempre con el pellizco de no saber si te estás curando, si todo lo sufrido tendrán los resultados deseados o no. Actualmente pasada la segunda revisión, todas las pruebas y análisis salen normales. Desconozco como cualquiera qué pasará en el futuro, pero ahora sigo aquí.
Dicho esto, no quisiera con estas líneas reflejar solamente el abatimiento que inevitablemente sufres al saber qué te pasa y qué horizonte vas a tener, si es que vas a tener horizonte. Sino transmitir con un lenguaje cercano, cómo afronté mi enfermedad y cómo le hice frente (y aún sigo). Expresar mi testimonio personal, por si puede ser de ayuda a quiénes como yo, lo sufrimos. Algunos médicos y amigos me pidieron que lo hiciera porque pensaban podría servir de ayuda, y eso hago modestamente, cuando me he visto con fuerzas para sentarme y expresarlo. Mi mujer me decía que este era el partido que me faltaba por ganar, y en ello estoy.
Y esa esperanza, es la que quiero trasladar a todos esos enfermos como yo de cáncer, diciéndoles: Nunca te rindas.
Cada persona es un mundo a la hora de la afección de la enfermedad y sus consecuencias. No todos los cuerpos responden de la misma manera, pero sí mentalmente, podemos responder con la misma fuerza. Tenemos que luchar hasta el último aliento porque se puede salir, aunque todo se vea oscuro. Se puede, ¿cómo no?
Aquí tienes algunas acciones de vida que me están sirviendo para salir adelante:
No quiero terminar estas líneas sin agradecerle a mi mujer sus desvelos por cuidarme, siempre cerca, sufriendo conmigo y compartiendo tantos duros momentos. Pero nunca dejamos de sonreír. Y junto a ella, nuestros hijos, hermanos, resto de familia, en especial mi sobrino, Dr. Romero Imbroda, mi médico de cabecera, y amigos, entre ellos mi ángel de la guarda, Dr. Miguel Ángel Guzmán, una tabla de salvación donde pude apoyarme. Al Dr. Machuca, urólogo, mi cirujano y su equipo, y al Dr. Olmos, oncólogo y su equipo, por velar por mi salud.
Luchar por la vida, no dudes de que es posible."
Javier Imbroda.