La polémica sobre la carne vegetal o sintética no es nueva, aunque el ruido surgido tras las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, pidiendo un consumo responsable de este producto así pueda parecerlo. Los investigadores que llevan décadas trabajando en el desarrollo de estos productos alternativos ya avisaron de que en torno a 2023 empezaríamos a comer esta carne de laboratorio por lo que cada vez estamos más cerca de realizar ese futuro distópico.
Detrás de este anuncio no solo estaban investigadores universitarios y científicos de grandes empresas de alimentación sino que la financiación necesaria para avanzar en el desarrollo contaba con el apoyo de millonarios como es Sergey Brin, uno de los cofundadores de Google.
El apoyo de los grandes gurús tecnológicos ha sido constante en este nuevo mercado en el que la ecología, la salud y el consumo responsable van de la mano. Recientemente se ha conocido que personajes como Bill Gates, Jeff Bezos y Al Gore están detrás de los casi 150 millones de euros que ayudan a financiar a la empresa Nature's Fynd erradicada en Chicago y dedicada a la carne vegetal .
La apuesta por este nuevo tipo de alimento cuenta con una creciente aceptación aún en sociedades muy carnívoras como es la española. Días antes de declararse el estado de alarma en nuestro país por la pandemia de covid-19 conocíamos un informe encargado por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) en el que se afirmaba que el 19 % de los consumidores preferiría comer carne sintética hecha en laboratorio por motivos de bienestar animal, y el 72 % de los que han probado productos sustitutivos valoran positivamente la experiencia.
El informe también apunta a un incremento de la expectativa por la aparición en el mercado de la carne creada a partir de células animales.
Esa preocupación por el bienestar animal es un aspecto cada vez más relevante a la hora de consumir productos cárnicos, al tiempo que un 15 % de la población ha reducido el consumo de estos productos de origen animal por esta causa.
Pero volvamos a esa primera hamburguesa probeta del mundo tras la que estaba el cofundador de Google. Mark Post, su inventor y desarrollador como profesor de la Universidad de Maastricht aseguraba en 2013 que su producto podría comercializarse en 10 o 20 años, es decir ya.
Los expertos alimentarios que pudieron probar esa primera hamburguesa aseguraron que su sabor era similar al de la carne de vaca, con una textura en crudo parecida a los calamares o las vieiras.
La experta alimentaria Hanni Rutzler, dijo al probarla que tenía "una consistencia perfecta aunque le falta sal y pimienta y su sabor es más suave que la hamburguesa normal", algo que corroboró el escritor estadounidense, Josh Schonwald que criticó la "falta grasa".
Los investigadores destacaron en su presentación que para fabricarla hicieron falta cerca de tres meses en el laboratorio, "más rápido que una vaca", bromearon.
La petición del ministro de Consumo va en esta línea de respeto al medio ambiente, defensa del bienestar animal y de la salud del planeta.
Un estudio reciente de profesores de Estados Unidos publicado en 'Conservation Letters' aseguraba que al menos 200 especies de animales grandes están disminuyendo en número y más de 150 están en peligro de extinción, debido principalmente a los hábitos de consumo de carne de los humanos.
Según el ecólogo, William Ripple, profesor de la Facultad de Montes de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos, y responsable del análisis, "la recolección directa para el consumo humano de carne o partes del cuerpo es el mayor peligro para casi todas las especies grandes con datos de amenaza disponibles. Por lo tanto, minimizar la matanza directa de estos animales vertebrados es una táctica de conservación importante que podría salvar a muchas de estas especies icónicas, así como a todas las contribuciones que hacen a sus ecosistemas".
En esta apuesta por la carne vegetal, que se enfrenta a la animal por la salud humana y medioambiental, también hay empresas españolas que destacan en el panorama internacional. Es es caso de Heura que vende a 15 países una hamburguesa con 145 calorías y 15,10 gramos de proteína, y elaborada con guisante concentrado y aceite de oliva virgen extra.
"Consumir una hamburguesa vegetal en lugar de una de vacuno supone reducir 1.739 litros de agua y 6,4 kilos de emisiones de CO2", sostienen desde Heura, proyecto que le ha valido a uno de sus fundadores, Marc Coloma estar incluido en la lista mundial 50 Next de jóvenes talentos que dan forma al futuro de la gastronomía.
Otra carne vegetal desarrollada por un equipo de científicas españolas del Instituto de Investigación en Ciencias de Alimentación y la Universidad Francisco de Vitoria está hecha a partir de cereales y legumbres, y la han denominado "leggie". Sus creadores aseguran que es rica en fibra y con una producción más sostenible que la de la carne. Entre sus usos, recomiendan la hamburguesa.
Pero no todos están de acuerdo con llamar a estos productos "carne" o "hamburguesa vegetal". El argentino Mauricio Giovanini, que da un toque latino a las hamburguesas en Hayaca (Ibiza) con chiles y verduras encurtidas, pide "llamarlas de otra manera", algo en lo que coincide con la Organización Interprofesional de la Carne de Vacuno que pide limitar el nombre a las que lleven carne. "Las que no, son otra cosa, pero no son hamburguesa", reclaman.
Les llamamos de una forma o de otra, lo cierto es que, en 2040 el 60 % de la carne que se consuma será reemplazada por sucedáneos vegetales, según un informe elaborado por la consultora global AT Kearney.
Los expertos apuntan también a que, en su defecto, estos productos cárnicos serán sustituidos por otros de origen vegetal que conserven un sabor similar.
En el origen de esta tendencia está el que la sociedad empieza a contemplar a la industria ganadera como un "mal innecesario" que puede ser reemplazada por "productos veganos" sin perjudicar a ese sector ni incorporar aditivos que dañen el organismo humano.
Por eso no es de extrañar que en los últimos años se estén destinando inversiones millonarias para desarrollar y comercializar productos veganos que ya están en la mayoría de los lineales de las grandes cadenas de alimentación.
No hay que olvidar tampoco que grandes empresas como Beyond Meat y Just Foods han comenzado a desvincular de su lista de ingredientes principales la carne y derivados y ofrezcan otros productos sustitutivos como ingredientes vegetales.