La madrugada del domingo 28 de marzo a las 02.00 serán las 03.00 en la Península y en las islas Canarias a la 01.00 serán 02.00. Se inicia así el horario oficial de verano el último fin de semana de marzo, no sin polémica, en todos los estados miembros de la UE. El debate de continuar cambiando la hora se planteó en 2018 en Europa. En 2019, la Comisión Europea anunció la intención de ponerle fin, pero los Veintiocho consideraron que la iniciativa era prematura y se aplazó la decisión a 2021. Llegada la fecha, seguimos igual: al igual que ocurrió con otras disposiciones, la crisis sanitaria y los confinamientos desde marzo de 2020 alteraron el calendario al generar un retraso importante en el debate. Mientras tanto, este continúa con el argumento estrella del ahorro en el consumo de los que están a favor y con los efectos sobre el organismo, principalmente, de los que están en contra.
El nuevo cambio horario supondrá más horas de luz, y con la entrada del verano, más horas de calor, por lo que algunos expertos recomiendan para mantener una temperatura adecuada en los edificios la instalación de persianas y toldos, así como pérgolas en las zonas de jardín. Asimismo, recuerdan la conveniencia de adaptar al horario de verano la iluminación existente en cualquier zona que esté programada.
Cabe destacar que el cambio de hora se aplicó por primera vez durante el transcurso de la primera guerra mundial, a fin de mantener las fábricas abiertas durante una hora más desde la primavera hasta septiembre u octubre, según relata Pere Planesas en un artículo publicado en el Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid.
En España la hora de verano se adoptó por primera vez en 1918 ante la escasez de carbón provocada por la primera guerra mundial, que obligó a intensificar la producción y a reducir el consumo y, al mismo tiempo, armonizar el horario con el de los países vecinos. Posteriorente fue adoptándose algunos años sí y otros no.
No obstante, el mayor cambio en cuanto a horario, según la misma fuente, se produjo en 1940. "El cambio de hora adoptado en marzo de 1940 merece especial consideración. Está redactado como un típico adelanto de la hora oficial de verano, señalando que 'oportunamente se señalará la fecha en que haya que restablecerse la hora normal'. Tal restablecimiento no tuvo lugar en otoño, como era habitual, ni ha tenido lugar desde entonces hasta la actualidad", continúa Planesas.
Este cambio, que pretendía ser transitorio, resultó ser definitivo, manteniéndose aún hoy en día y dejando el horario oficial de España adelantado 60 minutos respecto a la hora universal. España está ubicada geográficamente en el uso GMT+1 hora, como la mayor parte de Europa excepto Reino Unido Irlanda y Portugal, que se mantienen en el GMT+0.
En la latitud de España las horas de luz son las mismas, alrededor de 10 en invierno y unas 14 en verano, pero no amanece o anochece a la misma hora en el este que en el oeste. De hecho, puede haber incluso algo más de una hora de diferencia desde una punta a otra. Por ejemplo, Vigo (Pontevedra) es la ciudad europea en la que más tarde anochece.
El cambio horario forma ahora parte de la Directiva Europea 2000/84CE que afecta a todos los Estados miembros de la Unión Europea con el objetivo de aprovechar mejor la luz solar por la tarde. Por tanto, el cambio es obligatorio y siempre se produce en las mismas fechas y horas en el conjunto de la UE, de modo que no existe la posibilidad de que un Estado miembro no aplique este cambio de hora.
Esta medida de modificación de los horarios comenzó a generalizarse a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y diversos países decidieron adelantar sus relojes en los meses de verano para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación.
Desde 1981 se aplica como directiva que se renovaba cada cuatro años hasta la aprobación de la Novena Directiva, del Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, que establece el cambio con carácter indefinido el último domingo de marzo y su finalización en la madrugada del último domingo de octubre.
No obstante, en el conjunto de la UE en el año 2018 se planteó la propuesta de eliminar el cambio de hora y se inició un proceso que si bien consideraba suprimir este cambio en 2019, los entonces Veintiocho consideraron que la iniciativa era prematura y se aplazó la decisión hasta el año 2021.
En España, en 2019 el Consejo de Ministros del 22 de marzo, la entonces portavoz del Gobierno y ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, adelantó que España mantendría su huso horario y el cambio de hora estacional mientras reflexionaba hasta el año 2021.
La Comisión Europea defiende que el consumo de energía no es el único aspecto positivo sino también subraya otros impactos sobre sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo, los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
Un argumento que apoya la Xunta de Galicía que dice que el cambio representa un ahorro potencial de energía en iluminación estimado en el 1% para el sector doméstico, y del 3% para el sector servicios, alcanzándose una merma en el consumo eléctrico total en el conjunto de Galicia próximo al 0,4%.
No obstante, para alcanzar este potencial de ahorro, es preciso llevar a cabo un uso racional y responsable de la energía a través de pautas sencillas, como prescindir de la luz artificial cuando no es estrictamente necesaria; utilizar tecnologías de ahorro en iluminación de bajo consumo; instalar sensores que apaguen o regulen la iluminación artificial; u optar por la renovación de ventanas para evitar las fugas de calor.
Estos hábitos, sumados a otros como una correcta climatización de las viviendas, el adecuado funcionamiento de los electrodomésticos o el seguimiento de pautas de conducción eficiente, pueden permitir al ciudadano disminuir su consumo energético anual hasta un 35%, además de evitar emisiones contaminantes a la atmósfera.
Mientras tanto, diversos expertos en la materia han defendido la necesidad de fijar una hora y mantenerla todo el año ya que diferenciar entre horario de invierno y de verano "podría tener sentido hasta hace cuarenta o cincuenta años pero no tanto ahora", según explica a Efe Ricardo Irurzun, de Ecologistas en Acción.
Para Irurzun, a raíz del último cambio horario "no hay forma de comprobar si se ahorra o no energía", ya que no existen estimaciones "de forma bien estudiada" en los últimos años al respecto. Lo que sí está comprobado es que la variación de horas de luz que recibe el cuerpo humano afecta a su organismo y, aunque se adapta rápidamente a un cambio de este tipo, cuando se fuerza por razones ajenas a la biología "se produce una desregulación de los niveles hormonales" que implica, entre otras cosas, un descenso de la melatonina u "hormona del sueño", lo que afecta tanto al descanso como al rendimiento de la persona.
Así lo ha confirmado a Efe el experto en investigación neurovascular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ricardo Martínez, quien también ha recordado que a las personas con trastornos psicóticos, como las que sufren de psicosis maniacodepresiva, "la primavera les sienta fatal, ya que su estado de ánimo empeora entre otras razones por tener más horas para pensar".
También ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios Españoles ha vuelto a pedir no cambiar la hora por sus repercusiones sobre la salud y las personas, al tiempo que ha pedido medidas que favorezcan la conciliación y la corresponsabilidad. "Hay que ser un poco didácticos y yo pediría dejar de hablar de horario de verano y de invierno porque al final estamos condicionando la opinión de la gente", ha afirmado a Europa Press el presidente de ARHOE, José Luis Casero.
"A mí encanta el verano más que el invierno, pero es que no tiene que ver el horario de verano y el horario invierno, con el verano y con el invierno. No mezclemos las horas con las estaciones o situaciones particulares de descanso que se provocan en verano", ha alertado el experto, que también ha precisado que el impacto del huso horario en la población depende de las circunstancias personales de cada uno.
En cualquier caso, ha pedido valorar "el modo de vivir del conjunto de la población española y acomodarse a lo que favorezca a la mayoría". "Hay que tener en cuenta actividades tanto para presente como para el futuro, si queremos ser un país de hostelería o queremos ser algo más", ha añadido.
A su juicio, "hay que entender que el debate sobre el cambio de hora y su supresión es multifactorial y no estrictamente ni físico ni científico, ya que consideramos que la parte social, educativa, económica o de salud son elementos fundamentales para tomar las decisiones al respecto con unanimidad o sin unanimidad".
En este punto, ha afirmado que, desde ARHOE, el mantenimiento del cambio de hora bianual "no es aceptable" y ha recordado que la propia Unión Europea "ha reconocido que dicho cambio no tiene un impacto económico y sí un impacto sobre la salud", mencionando estudios sobre el impacto de la mortalidad en las carreteras como consecuencia de un problema de fatiga originado por la alteración del sueño y el descanso a consecuencia del cambio horario, o una investigación publicada en la revista 'Science' en la que se aseguraba que "los ataques cardiacos durante los tres primeros días de las semanas después del cambio horario ascienden un 5%".
Casero también ha defendido que "el huso horario actual no debería ser un problema si se fuera coherente con el horario y el uso del horario, sin h". "Hay que introducir en nuestra opinión el tema de fondo: medidas que favorezcan la conciliación y la corresponsabilidad como un necesario cambio de enfoque del uso del horario, insisto, sin h", ha zanjado.
El experto también ha pedido "evitar demonizar las horas de oscuridad" porque, como ha recordado, son las que emplea "la gran mayoría de la gente para descansar" o, en alusión a las épocas de la época de rebajas, ha recordado que existe una "elevada incidencia de población en la calle durante las horas de tarde, independientemente de la luz y oscuridad existente". En la misma línea, ha pedido no "santificar las horas de luz solar asociadas al ocio, olvidando que también son buenas para producir y ser competitivos, para aprender o para dedicarse a la familia" y ha alertado: "Tener más horas de luz no significar que estemos disfrutando de esas horas".
"Desde nuestro punto de vista, la supresión del cambio bianual debe partir de la adopción del horario de octubre, el GMT+1, basándonos en que su impacto económico es marginal y es acorde a factores relacionados con la salud, el descanso, la productividad, el rendimiento laboral, el rendimiento escolar. Y todo ello, además, acompañado de medidas para favorecer la conciliación y la corresponsabilidad", ha enfatizado.
En cualquier caso, ha asegurado que para ARHOE el tema del cambio horario es no prioritario este año "por responsabilidad con la sociedad civil", en referencia a cuestiones como la sanidad y "terminar con la maldita pandemia", la crisis económica o el empleo. "Es un tema que para nosotros es importante: lo era antes, lo es ahora y lo será a posteriori", ha apostillado, "aunque este año no se vaya a tomar ninguna decisión al respecto".
"Es un tema importante que habrá que abordar en algún momento determinado por responsabilidad y, sobre todo, porque no existe una justificación para que millones de ciudadanos tengan que estar dos semanas adaptándose a una situación artificial, insisto, sin ninguna justificación económica que valga la pena. Lo dice la Unión Europea: el ahorro es marginal, irrelevante y el impacto sobre la salud es importante", ha reiterado.
"Pedimos que la supresión del cambio horario se acometa en un momento oportuno, una vez pasemos toda esta situación, y por responsabildiad del Gobierno. Pedimos lo mejor para el país y dejemos de tratar de regular el tiempo y la temperatura a nuestro gusto o interés particular, económico o no, y adoptemos el horario más sensato, que es el más cercano a nuestra posición natural, que en este caso es el GMT+1", ha explicado.
Además, ha recordado que un reciente informe del Gobierno señalaba que la opinión de comité de expertos sobre el cambio de la estacional --del que ARHOE formaba parte-- "no era unánime ni concluyente". "Es preocupante si hubiese sido unánime. Es muy difícil encontrar esa unanimidad, sobre todo cuando hay diferentes aspectos que hay que analizar con respecto al cambio horario", ha defendido.
Sin embargo, y a pesar de las diferencias que pueda haber, el experto pide tener acción de Gobierno "y tomar algunas decisiones aunque la población no las entienda bien" y ha cuestionado que se pregunte a la sociedad qué es lo que prefiere "si no tiene la información adecuada". "Si todo lo limitamos al verano, al invierno, hora verano, hora de invierno, pues indudablemente a la gente le gusta más el verano" ha concluido.
Y tú, ¿estás a favor o en contra del cambio de hora?