Un grupo de ciudadanos ha vuelto a reiterar con una manifestación ante la sede del PSOE su rechazo a la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez en la crisis del coronavirus. Es el quinto día consecutivo en el que las protestas se trasladan también a la calle Ferraz de Madrid, con proclamas y 'caceroladas' exigiendo la dimisión del Ejecutivo.
Los primeros manifestantes comenzaron a llegar sobre las 21.00 horas, momento en el que se programaron las 'caceroladas' críticas con el Gobierno desde el balcón en los dos meses de confinamiento por la pandemia. Así, la seguridad en la zona se ha reforzado en los últimas días, con una mayor presencia policial y cinco 'lecheras' de la Policía Nacional frente a la sede de los 'socialistas'.
Sin embargo, el número de asistentes en la protesta de este miércoles ha sido menor con respecto a las anteriores jornadas, cuando una mayor afluencia de personas obligó a cortar el tráfico en esa parte de la vía. Este miércoles, en cambio, la circulación de coches no se ha visto perjudicada.
Los congregados han estado en permanente movimiento por las aceras siguiendo las recomendaciones de los agentes, que indicaban a los manifestantes que no podían parar ni invadir la calzada. La mayoría de ellos iban ataviados con la bandera de España y con las mascarillas, que serán obligatorias para la ciudadanía a partir de este jueves. Entre los lemas, gritos de 'Gobierno dimisión', 'Sánchez dimisión', 'libertad' y elogiando la labor de la Policía Nacional.
En este sentido, los asistentes protestaban mientras iban andando y 'rodeaban' por las aceras la sede del PSOE, que se encuentra en la calle Ferraz, entre Marqués de Urquijo y Buen Suceso. Este 'circuito' ha provocado concentraciones puntuales de personas en los pasos de peatones que esperaban para cruzar. Además, un grupo de voluntarios repartían banderas de España a los manifestantes que iban llegando.
Las protestas y 'caceroladas' convocadas para pedir la dimisión de Pedro Sánchez al frente del Gobierno por la gestión de la pandemia del coronavirus se han ido extendiendo por diferentes territorios del país con el paso de los días a pesar de seguir siendo un movimiento minoritario.
El germen que surgió en el madrileño barrio de Salamanca se ha ido repitiendo una semana después de las primeras convocatorias. Como viene siendo habitual, los ciudadanos salen en la misma zona de Núñez de Balboa, entre las calles Ramón de la Cruz y Ayala, para manifestarse en contra de la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez frente al coronavirus.
A diferencia de los primeros días, donde hubo concentraciones de personas que impedían mantener la distancia de seguridad recomendada por las autoridades sanitarias para evitar la propagación del coronavirus, el resto de noches sí que ha habido un aumento considerable de presencial policial que ha impedido a los vecinos invadir la calzada.
Así, con banderas de España y cacerolas, han protestado por las aceras, andando y evitando estar parados, por lo que no se han vuelto a repetir imágenes de acumulaciones de personas. Desde los balcones y las ventanas, además, han sonado caceroladas como respuesta crítica a la política del Ejecutivo central.
El seguimiento de estas protestas ha sido desigual en otros barrios y distritos de la capital española. Las protestas se han extendido por otros barrios, como Mirasierra, Aravaca, Chamartín, Montecarlo o Aravaca, ciudades madrileñas como, Alcorcón, Pozuelo de Alarcón o Getafe y otras ciudades españolas como Salamanca, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Logroño o Guadalajara.