El buque oceanográfico Ángeles Alvariño continúa la búsqueda en la zona donde fue hallado el cadáver de la pequeña Olivia, de 6 años, sin que por ahora se haya encontrado rastro de su hermana menor, Anna, de 1 año, o de su padre Tomás, que secuestró a las menores el pasado 27 de abril tras decidir no entregárselas a la madre.
Después de la confirmación judicial de que el cadáver encontrado era el de Olivia, los investigadores intentan ahora hallar algún rastro de Anna y de su padre y para ello el Ángeles Alvariño no ha dejado de rastrear en la zona donde el móvil de Tomás hizo su última conexión.
El buque, dotado de un sónar y un robot submarino, está de forma ininterrumpida rastreando una zona que tiene una profundidad de entre 1.000 y 2.000 metros y en principio continuará estos trabajos hasta el lunes 14 de junio aunque, según ha adelantado el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, la estancia se podría alargar unos días más en función de lo que se pueda encontrar.
El hallazgo del cuerpo de Olivia a mil metros de profundidad, dentro de una bolsa atada a un ancla causó consternación en la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife que desde hace 45 días busca "de forma incansable" a las dos menores y a su padre.
El Gobierno de Canarias ha recibido este crimen como "una muestra de la violencia más cruel y retorcida, la violencia vicaria, la que ejerce un hombre sobre una mujer arrebatándole lo que más quiere: a sus hijas e hijos. Una violencia instrumental en la que se utiliza a menores para causar en la mujer un daño mayor que si la agrediera a ella directamente".
Según la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, Olivia se suma a una larga lista de menores asesinados por sus padres o por las parejas de sus madres en el marco de la violencia machista, 39 desde 2013.
El exjefe del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil Juan Ortega Machín ha asegurado este viernes que las labores de búsqueda de Olivia, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado este jueves, ha sido un trabajo "arduo, complejo y bastante metículoso" a causa de la profundidad a la que se encontraba.
En una entrevista en la Cadena COPE, recogida por Europa Press, Juan Ortega Machín ha señalado que los buzos han utilizado un sónar barrido que "lo que hace es levantar un campo según la trazada". "Donde culmina la Guardia Civil comienza la labor de búsqueda del barco con un punto más o menos certero", ha explicado.
Machín también ha apuntado a la utilización de un manetómetro en la búsqueda, ya que los ecos de los metales revelan "con más claridad" lo que "no deberían estar ahí". Así, el buzo ha puesto en valor el trabajo de los técnicos que han interpretado los resultados del sónar y ha trasladado que se trabaja "de día y de noche" en la localización de Anna.
En esta línea, el especialista en operaciones subacuáticas de la Guardia Civil ha trasladado la complejidad de sacar el brazo mecánico a "más de mil metros de profundidad" para intentar recoger los objetos que fueron encontrados en la zona.
Así, el buzo ha reconocido que el hallazgo de la botella y el edredón --teniendo en cuenta que aparecieron a mil metros de profundidad-- indicaban que el padre de las pequeñas, Tomás Gimeno, había tirado esos objetos por la borda.
Fue al ver llegar el buque oceanográfico a la zona cuando Machín intuyó que sus "compañeros tenían la finalidad de buscar de forma acertada en la zona", aunque se tuvo que guardar "prudencia por respeto a la familia".
Con respecto a las labores de búsqueda de Anna, ha explicado que la preocupación no pasa por las corrientes porque a "esa profundidad está todo apelmazado" y ha señalado que "cualquier variación arriba" va a significar "metros abajo".
Por el momento, las diligencias están declaradas secretas y en este momento se desconoce el paradero del padre de las niñas y de su hija Anna, de un año.