Nueva noche de fiesta y altercados en las principales zonas de reunión de Barcelona y Valencia a pesar del toque de queda por el coronavirus. Agentes de la policía local obligan a miles de jóvenes a retirarse de las calles a partir de la entrada en vigor de las restricciones pero las fiestas clandestinas continúan en los arenales y zonas apartadas. Algunos creen que "si uno no tiene miedo no se contagia".
Ha ocurrido otra noche más en las zonas aledañas a la playa de la Barceloneta, en la ciudad condal. Agentes de la Guardia Urbana han vigilado durante horas los macrobotellones de jóvenes que no respetan las medidas de seguridad como la distancia social o el uso de las mascarillas.
Los problemas surgen a partir de la una de la madrugada cuando entra en vigor el toque de queda. El desalojo de las calles más concurridas se realiza con rapidez, pero las fiestas se trasladan a otros lugares a pesar de que el virus circula con fuerza en Cataluña y Valencia.
Muchos de los que participan en estos encuentros clandestinos aseguran no tener miedo de la enfermedad y están convencidos de que "si uno no tiene miedo no se contagia".
Un miedo que sí tienen los sanitarios de Barcelona que sufre el cansancio después de año y medio con las UCI saturadas y que ahora vuelven a llenarse de pacientes jóvenes.