Tirados en el suelo, desnudos muchos de ellos, todos pegados, lógicamente sin soltar su baso con alcohol, muy, muy borrachos y sobre todo armando escándalo ayer, de madrugada, en Málaga. Los protagonistas, que seguro hoy lunes no trabajan, hicieron la noche imposible a los vecinos. Con los que hemos hablado y que nos cuentan que están cansados de que noche tras noche la situación sea la misma. El propietario del local se encargó de desalojarlos.
En Barcelona fue la policía la que desalojó a los centenares de alcoholizados británicos subidos a taxis en Magaluf, en Mallorca. Llegaron a romper vehículos, cristales y cargaron contra los agentes, que actuaron también en Barcelona, donde siempre al cierre de los establecimientos se montan estos macrobotellones, en los mismos sitios, con el mismo tipo de gente. Que lo único que pretenden, ignorando los peligros, es seguir emborrachándose e incumpliendo los toques de queda.
Más al norte, en Vitoria, libertad de movimiento, y pese a la suspensión de sus festejos, las calles siguen convertidas en bares o discotecas.
Y en Sitges, en Tarragona, para intentar concienciar de las fiestas que se les montan cada día en su paseo marítimo, han creado los agentes de convivencia, cuya función, según Elisabeth Pérez, concejal del ayuntamiento, “es difundir las medidas de prevención de la covid entre los jóvenes”. Todo para luchar contra este problema nocturno.