Es el buque insignia del Instituto Oceanográfico Español (IEO-CSIC). El "Ramón Margalef" llegaba el domingo a La Palma, en una misión "urgente" para estudiar los cambios en el ecosistema marino como consecuencia de la erupción del volcán.
Algunos se están produciendo ya, aunque lo que va a generar un impacto importante en la zona es la llegada de la colada al mar. Nos lo explica, en esta entrevista telefónica, uno de los once investigadores que viajan a bordo. Hablamos con Juan Tomás Vázquez, geólogo marino del IEO.
Pregunta: ¿Qué puede ocurrir cuando llegue la lava al mar?
Respuesta: La zona donde va a caer la colada es un acantilado, se va a producir un rápido enfriamiento. Por un lado, se producirá la fracturación de la colada, generando un depósito costero, y por otro, se liberará el gas que hay en la lava. Parte de esa temperatura de la colada se transmitirá al agua, por lo que el mar va a sufrir un aumento de la temperatura, en esa zona, y un cambio en la química del agua, por los gases que lleva la lava. Puede aumentar la acidez. La suma de aumento de temperatura y aumento de acidez es perjudicial para los organismos que viven en esta zona. Para todos, pero sobre todo para los que viven más en el fondo.
P: También afectará a la pesca, claro…
R: Sí, los peces se intentarán marchar, porque ellos pueden hacerlo. Y eso puede ser un desastre para esta zona.
P: ¿Cuánto tiempo pueden durar los efectos en el ecosistema marino?
R: Por la experiencia previa que tenemos de El Hierro, allí vimos que el plancton se recuperó muy rápido, tardó entre 6 meses y un año. Pero todo lo que vive en el fondo marino, como los corales por ejemplo, tarda mucho más. Ahí hablamos de años.
P: En la zona hay una reserva marina...
R: Sí, un poco más al sur de donde estamos nosotros. Y puede verse afectada también.
P: ¿Estáis detectando ya algún cambio en el ecosistema marino o todavía es pronto?
R: Cambios en el ecosistema no podemos ver muchos, de momento. Las cenizas que caen del volcán pueden favorecer el crecimiento de algas, eso sí. Son partículas muy pequeñas y de ellas salen minerales, que pueden cambiar la química de la columna de agua.
P: ¿Cuáles son los objetivos de vuestra misión en La Palma?
R: Son varios objetivos. Primero, conocer la zona a donde va a llegar la lava. Fue lo primero que hicimos, al llegar. Ya tenemos los datos, ahora hay que procesarlos. El segundo objetivo, como del sur ya teníamos datos previos, es ver si hay cambios en esa zona, y poder tener también una imagen más completa del conjunto volcánico de la isla.
Por otro lado, desde el punto de vista físico-químico, queremos ver cómo está la zona cero a la que van a llegar las coladas, ver si detectamos presencia de fluidos (agua caliente y gas), que pueden estar llegando ya, y analizarlos para ver qué efecto pueden tener. Después, cuando llegue la colada al mar, volveremos a repetir todas las mediciones para ver cómo ha cambiado la química y la física de la masa de agua.
Y hay otro objetivo, que es el estudio de los microorganismos marinos antes de la llegada de la lava y después. Son, sobre todo, bacterias. Las bacterias se adaptan a todo tipo de medios, pase lo que pase. Y lo que podemos ver es si cambia el grupo de bacterias en esta zona. Si cambia, podría tener implicaciones en toda la cadena trófica.
Con todos estos datos, además, vamos a tener una idea mucho mejor de cómo puede ser el comportamiento del volcán en el futuro.
P: ¿Dónde estáis ahora, exactamente?
R: Estamos dentro del área de exclusión marítima, a entre 1 y 2 kilómetros de la costa.
P: Es muy cerca, teniendo en cuenta la llegada inminente de la lava al mar…
R: No, no se espera que sea inminente. Aún le queda 1 km y ahora mismo va lenta. Hoy (por el lunes) se mueve más despacio, porque ha encontrado una pendiente en contra y avanza más lentamente.
P: Sois un equipo pequeño, a bordo. Once investigadores, entre geólogos, oceanógrafos, físicos, químicos, biólogos marinos… ¿Estabais preparados para salir corriendo a La Palma o todo esto os pilló por sorpresa?
R: Nosotros vamos cambiando de lugar, pero el equipo que trabaja en volcanes siempre somos el mismo. Tenemos un proyecto que se llama “VULCANA”, a raíz del volcán de El Hierro, con el que estudiamos los volcanes que puedan estar activos en Canarias. Ya estuvimos aquí en 2018, porque en 2017 hubo un enjambre sísmico (una sucesión de sismos muy cercanos en el tiempo y el espacio). Pero esta erupción en concreto no se esperaba, ha sido todo muy rápido.
La liberación de energía que hubo aquí, en La Palma, en los dos primeros días es equivalente a la de los dos primeros meses antes de que se produjera la erupción de El Hierro. Ha sido un proceso muy rápido. Porque aquí, el magma tiene más presión y sale más rápido a la superficie. Hay que tener en cuenta que el enjambre sísmico empezó el día 11 y en solo una semana hubo una erupción. No es lo frecuente, ha sido todo muy rápido.
P: ¿Cuánto tiempo vais a estar trabajando en la zona?
R: Hasta el día 1 de octubre, en principio. Pero si hace falta, podríamos volver en el "Ángeles Alvariño" (el otro buque del IEO) el 20 de octubre.
P: ¿Cómo se ve la situación desde el barco?
R: Hay cierto nerviosismo, estamos expectantes. En el barco se trabaja 24 horas de continuo, la actividad no para ni de día ni de noche. Hacemos turnos. Trabajamos 8 horas al día, pero divididas en dos turnos de 4 horas. De esa forma, siempre hay alguien despierto, y con un ojo en el volcán.