Bolomachetes, pistolas y las redes sociales: las armas de las bandas latinas
Exhiben su arsenal en internet y en las calles para intimidar a sus rivales
Organizan 'caídas' o ataques contra sus adversarios, a los que matan o dejan lesiones de por vida
Las redes sociales les sirven para darse a conocer, captar a nuevos miembros y como altavoz de sus mensajes
Bolomachete, cuchillo tercio o zapador. Así se llama el arma más utilizada por las bandas juveniles de origen latino. En los países caribeños lo usan para cortar coco o caña de azúcar, aunque su origen está en Filipinas. La hoja se fabrica en acero inoxidable, mide más de 10 centímetros de largo y alrededor de dos de espesor. Suele llevar el mango de micarta o de madera. También una funda rígida de cuero. En España la mayoría se adquieren a través de internet. Su precio oscila entre los 60 y los 400 euros. Su uso está prohibido según el reglamento.
Estos pandilleros también utilizan navajas de mariposa, catanas, puñales o pistolas, que compran en la red o en el mercado negro. Todo un arsenal que exhiben en las calles y en las redes sociales. Así pretenden demostrar su poder e intimidar a sus rivales. Los líderes se encargan de adquirirlas y de custodiarlas para "proteger a su familia", como entre ellos se denominan.
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Actividades ilícitas
El objetivo es captar al mayor número posible de militantes para engrosar sus filas. Sobretodo buscan a adolescentes, que sienten admiración y respeto por los cabecillas y les obedecen fielmente. Lo hacen en los centros escolares, parques, canchas de fútbol y baloncesto y en los locales de ocio donde se reúnen. Con la pandemia las redes sociales se han convertido en sus grandes aliados. Youtube, Instagram o Tik Tok les valen para darse a conocer y sirven de altavoz de sus mensajes.
Cada banda se distingue por sus vestimentas. Utilizan bandanas, collares de cuentas o zapatillas de determinados colores. Forma parte de su cultura urbana. Se comunican con un lenguaje propio, lleno de códigos y símbolos: saludos con gestos de las manos, emplean cifras o palabras en clave en sus conversaciones y convierten sus canciones en himnos. En la actualidad son un amalgama de nacionalidades. Hay dominicanos, ecuatorianos, colombianos, peruanos, marroquíes, rumanos y españoles principalmente. La estructura está perfectamente jerarquizada.
Para formar parte del grupo primero deben pasar unas pruebas y si no lo hacen son brutalmente castigados. Igual que si deciden abandonarlo. Les obligan a robar o traficar con drogas para poder aportar dinero a la organización. Además cometen agresiones o asesinatos contra sus adversarios.
Bolomachetes
En Filipinas estos grandes machetes se usaban como herramienta de trabajo para cavar, cortar la maleza o talar árboles. Después como arma de guerra por los nativos en la revolución contra España (1896 - 1897) y contra Estados Unidos. Zapador es el nombre de los soldados encargados de abrir trincheras y caminos en las marchas, por lo que estos machetes también se designan así. En Santo Domingo, Cuba o Ecuador, se fabrican de forma artesanal e incluso se emplean como elementos de decoración.
En España suelen adquirirla militares, cazadores o coleccionistas. Su característica principal es el ensanchamiento de la punta, que le confiere más peso en ella y facilita el corte. La tenencia y utilización de estos grandes cuchillos está contemplada en el reglamento de armas, donde se consideran de 5ª categoría. Solo las personas mayores de edad pueden adquirir armas blancas y en general las de hoja cortante o punzante no prohibidas. Algunas quedan reservadas exclusivamente para unidades militares.
Está prohibido portar, exhibir y usar cualquier tipo de arma blanca fuera del domicilio, del lugar de trabajo o de las correspondientes actividades deportivas. Hacerlo puede conllevar una multa de hasta 300.51 euros. Por eso estos pandilleros suelen llevarlas escondidas en la ropa o las ocultan en papeleras, arbustos o debajo de los coches de las zonas donde se reúnen. Así pueden tenerlas a mano en caso de ser atacados y defenderse de sus rivales.
Estas bandas luchan por el control del territorio y organizan caídas o ataques, con el objetivo de conquistar el espacio y de causar el mayor número de bajas en el enemigo. Si no, intentan marcar a sus víctimas de por vida, ocasionándoles graves lesiones como cortes en la cara y la cabeza o amputándoles las extremidades, especialmente los brazos. Es una especie de firma.
Pistolas
El incremento de las armas de fuego en estas reyertas es la principal preocupación de los investigadores, que en sus operaciones han encontrado escopetas de caza, fusiles de guerra, armas cortas reales y otras simuladas, con sus correspondientes municiones. Las escopetas pueden adquirirse fácilmente, en páginas de segunda mano, incluso con licencia. Después las manipulan, con el fin de inflingir el mayor daño posible si alcanzan a su objetivo.
El sábado pasado un chico de 15 años fue asesinado en pleno centro de Madrid. Llevaba una pistola de airsoft, que dispara pequeñas bolas de plástico. Su apariencia es muy parecida a las de verdad. Está catalogada dentro de la modalidad lúdico deportiva, igual que las de perdigones o balines. Estas carecen de un reglamento oficial y universal. Su utilización está regulada por una serie de normas internas. Pero es necesario obtener una licencia municipal en el ayuntamiento.
En el caso de la pistola de airsoft, la tarjeta puede sacarse a partir de los 14 años aunque en las tiendas especializadas no venden armas a menores. Es necesaria la compra por parte de un adulto. Los trámites deben hacerse en la Policía Local, donde corroboran el número de serie de cada una. Por eso la mayoría se adquieren ilegalmente. Hay una amplísima oferta en las páginas de segunda mano. Se accionan por muelle, resorte, aire o gas comprimido.
Durante la pandemia se ha podido constatar que estos pandilleros han incrementado el uso de videojuegos de guerra, como el 'GTA-Grand Theft Auto', uno de sus predilectos. Esto también alienta sus ataques y los estallidos puntuales de violencia.