Bernardo Montoya, acusado de la agresión sexual y el asesinato de la joven zamorana Laura Luelmo en El Campillo (Huelva) en diciembre de 2018, ha ratificado este lunes ante el jurado popular la versión en la que asegura que es inocente y culpa del crimen a una expareja suya movida por los celos.
Antes de entrar a la Audiencia Provincial de Huelva para la sesión de tarde del juicio que ha comenzado hoy y se celebra a puerta cerrada, el abogado de Montoya ha dicho a los periodistas que su defendido "en absoluto" se ha declarado culpable.
Aunque en un primer momento, tras el crimen, Montoya confesó tanto en sede policial como judicial, en incluso ante las cámaras de televisión, ser autor de los hechos y pidió perdón a la familia, meses más tarde cambió su versión asegurando que era inocente y culpando a una mujer que fue su pareja sentimental.
Dijo que esta mujer actuó movida por los celos y queBernardo Montoya culpa del crimen de Laura Luelmo a una expareja suya y porque no estaba en condiciones muy idóneas".
Es esta versión la que, según su abogado, ha mantenido hoy en el juicio, donde ha vuelto a atribuir el crimen a su expareja, una mujer que, aunque constó como investigada en la causa, finalmente fue excluida.
En la sesión de la mañana, además de Montoya, también han declarado cuatro testigos, según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
El juicio se ha reanudado a las 16:00 horas y estaba prevista la declaración de otros diez testigos.
Montoya se enfrenta a una petición de la Fiscalía de prisión permanente revisable por un delito de asesinato y 32 años de cárcel -20 por un delito de detención ilegal y 12 por el de agresión sexual-.
La acusación particular que ejerce la familia de la víctima y la acusación popular en nombre de la Junta de Andalucía también han pedido prisión permanente revisable.
Según el relato del fiscal, el 12 de diciembre de 2018 el acusado abordó por sorpresa a la joven, quien volvía a su domicilio tras hacer la compra en un supermercado cercano y la introdujo a la fuerza en su domicilio.
Una vez dentro comenzó a propinarle golpes y puñetazos dejándola malherida y debilitada y tras inmovilizarla, atándole las manos, y taparle la boca, la trasladó a uno de los dormitorios y la agredió sexualmente; tras finalizar volvió a golpearla hasta la muerte, la introdujo en el maletero de su coche y la abandonó en el lugar donde fue finalmente encontrada sin vida el 17 de diciembre.