El efecto del mar sobre la población que vive cerca de la costa es el mejor fármaco para luchar contra la ansiedad y la depresión según un informe publicado en el Reino Unido, recogido por Independent. Este beneficio para la salud mental de los ciudadanos se multiplica en los casos de hogares con bajos salarios y es directamente proporcional a su cercanía a la costa.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Exeter cruzó los datos de más de 26.000 británicos incluídos en la encuesta de salud de Inglaterra y descubrieron que las personas que viven a menos de un kilómetro de la costa tienen menos probabilidades de experimentar problemas de salud mental como ansiedad y depresión en relación a los que viven a más de 50 kilómetros.
Los resultados de este profundo análisis, publicado en la revista Health and Place, evidencia también que los hogares con bajos ingresos ubicados en esta misma franja se benefician en mayor medida de este efecto benefactor del mar, siendo un 40 por ciento menos propensos a tener síntomas que los que viven a más de 50 kilómetros de distancia de la costa.
Los investigadores hablan de una "zona protectora" que actuaría en una doble dirección: por una parte mejoraría la salud mental de los ribereños y por otra, ayudaría a nivelar las desigualdades entre grupos de población con ingresos altos y bajos.
No es la primera vez que Health and Place recoge estudios sobre este tipo de beneficios y relaciones. En 2016 publicó un trabajo elaborado por investigadores de las universidades de Canterbury (Reino Unido), Nueva Zelanda, y Michigan (EE. UU.), en la que aseguraban que vivir viendo el azul del mar estaba directamente relacionado con disfrutar de una mejor salud mental. Un beneficio que no ocurría si lo que ve la población es la mancha verde de bosques o parques.
El estudio analizaba factores como los ingresos medios, la edad, y el sexo, y establecía una correlación entre aquella gente que tenía una salud mental positiva y que además tenía vistas del océano.