En nuestro país existen varios programas de becas que permiten a jóvenes graduados universitarios ampliar su formación cursando un máster en las mejores universidades del mundo. Harvard , Chicago , California , ChicagCaliforniaStanford ( Massachusetts Institute of Technology o Instituto de Tecnología de Massachusetts), Columbia , ColumbiaWharton son solo algunos nombres míticos en Estados Unidos; o en Europa, en las británicas Oxford , London School of Economicso Cambridge , el IMD suizo, la francesa Insead, entre otros.
Estudiar en estas prestigiosas universidades o escuelas de negocios no es fácil ni barato para el poder adquisitivo español. Por un lado, estas instituciones educativas reciben un mínimo de entre cinco y diez solicitudes por plaza, por lo que los procesos de admisión son largos y con una dura competencia entre candidatos brillantes de muchos países.
Por otra parte, estudiar en los mejores centros del extranjero supone un gran esfuerzo económico. Hay que pagar un alojamiento durante uno o dos años, que es lo duran los programas de posgrado y doctorado; así como abonar las matriculaciones, que tienen un elevado precio porque se trata de instituciones educativas privadas en la mayoría de los casos.
Los más conocidos, los másteres en dirección de empresas (MBA o Master in Business Administration), cuestan entre 50.000 y 60.000 euros, por ejemplo. Y además hay que sumar los gastos de viajes, manutención, etcétera. Al alcance de pocos en nuestro país.
Pero son muchos quienes están dispuestos a asumir ese esfuerzo, porque puede merecer la pena. Estudiar en estos centros reconocidos a nivel internacional es dar un salto de calidad en el currículo; además, aportan una experiencia internacional muy valorada por las empresas; y permite hacer contactos con otros jóvenes brillantes de muchos los rincones del mundo.
Algunos ejemplos de españoles de renombre que han triunfado después de pasar por este tipo de centros estudiando con alguna de estas becas son Mariano Barbacid, Javier Solana, José María Castellano (exCEO de Inditex), Pasqual Maragall; los escritores Miguel Delibes y Ana María Matute; los cineastas Carlos Saura y Guillermo Fresser; o la periodista Montserrat Domínguez.
En España hay varias instituciones que ofrecen cada año becas para que jóvenes titulados universitarios de nuestro país puedan acceder a estos estudios sin que el tema económico sea un impedimento. Son programas de ayudas destinadas a financiar estudios de postgrado o doctorado en estos centros de formación de elites. La Comisión de Intercambio Cultural entre Estados Unidos y España, conocida como Comisión Fulbright ; la Obra Social La Caixa, o fundaciones como la Ramón Areces , Rafael del Pino , Iberdrola , Mutua Madrileña , ICO (para estudiar en China) o Pedro Barrié de la Maza (para estudiantes gallegos o residentes en Galicia), convocan cada año becas que cubren los costes de las matriculaciones en estos centros educativos top y una gran parte del resto de gastos que implica estudiar en el extranjero.
Estas ayudas permiten cada año a varios cientos de jóvenes graduados universitarios españoles codearse con la élite mundial de cada disciplina, estudiando en las mejores universidades y centros de investigación del mundo y construyendo una red de contactos internacionales que les son de gran utilidad para su futuro profesional.
Acceder a una de estas becas tampoco es sencillo. A veces hay hasta 50 solicitudes por plaza, por lo que el proceso de elección de los becarios suele ser muy competitivo. Hay que superar entrevistas personales, realizar un ensayo sobre el proyecto de estudios, conseguir la admisión en un centro de prestigio, dominar un segundo idioma y tener un buen expediente académico.
La mayoría de estas ayudas requieren de una petición de ingreso previa en alguna universidad extranjera, como es el caso de las fundaciones Ramón Areces, Barrié de la Maza o Rafael del Pino. No es así en La Caixa y en Fulbright, en las que la admisión puede ser tramitada con posterioridad a la solicitud de la beca.
Lo normal es que los candidatos soliciten las becas al tiempo que van gestionando la admisión en la universidad. Para recibir una de estas ayudas es importante contar con un buen expediente académico, pero no sólo. Cada vez se valoran más otros aspectos en los aspirantes, que habitualmente deben pasar una o varias entrevistas con el comité de selección, en las que explica sus motivos para estudiar en el exterior. También debe detallar su proyecto de estudios y sus planes de futuro en una carta de presentación.
Las ayudas suelen cubrir total o parcialmente la matrícula en el programa de posgrado, alguna cantidad para gastos de viajes y una asignación mensual de al menos 1.500 euros. Una cantidad suficiente, según la experiencia de los exbecarios.
Jorge Cosano, un cordobés que ha cursado un MBA en una de las mejores escuelas de negocios del mundo, The Wharton School, da una serie de consejos para ser admitidos en estos centros de elite. Señala que cada vez los masters más prestigiosos conceden mayor importancia a las habilidades sociales, no sólo al expediente académico. Y que ponerse la gorra de applicant -expresión coloquial que se suele utilizar en referencia al proceso de solicitud de un programa máster en una escuela de prestigio- no es tarea fácil porque se trata de un proceso en el que intervienen tantos factores que es difícil conocer cuál será el resultado.
“Podemos dominar algunas de estas circunstancias, como es el contenido de las propias solicitudes. Pero otras escapan a nuestro control, como son las políticas de diversidad y cuotas que cada escuela impone. Sin embargo, desde mi experiencia como becario y estudiante de un programa máster en Estados Unidos, creo que hay una serie de pistas que pueden ayudar a aumentar nuestra probabilidad de éxito”, explica Cosano, que ha desarrollado su carrera profesional posterior al MBA en L’Oreal y Ralph Lauren, en Estados Unidos; además de fundar su propia empresa: École Style, en Nueva York.
El exbecario de La Caixa recomienda seguir esta estrategia para conseguir una de las becas que permiten ampliar estudios en los mejores centros de formación del mundo:
El tiempo desde que se pone en marcha el proceso de solicitud hasta que arranca el programa gira en torno al año y medio o dos años. La duración dependerá de si se solicitan primero las becas que se conceden con anterioridad a la admisión en las escuelas (ayudas de La Caixa y Fulbright) o si se hace la solicitud -application- primero en los centros en los que se quiere estudiar y después se pide la beca. Sin embargo, y trabajando de forma paralela en los procesos de demanda de becas y escuelas, un calendario recomendable sería éste:
Septiembre-diciembre: Preparación de las pruebas requeridas: Graduate Management Admission Test (GMAT) y Test of English as a Foreign Language (Toefl).
Enero-junio: Preparación de solicitudes para becas de concesión previa -La Caixa, Fulbright- y continuar con las anteriores pruebas si fuera necesario.
Septiembre-enero: Independientemente de si se ha conseguido o no una de las becas, realizar las solicitudes a las escuelas, preferiblemente en la primera ronda (octubre) o en la segunda (enero).
Enero-junio: Preparación de solicitudes para becas de concesión con carta de admisión: fundaciones Ramón Areces, Barrié de la Maza y Rafael del Pino.
Septiembre: Fecha de inicio del programa.
Conviene preparar de forma anticipada todos los elementos de las solicitudes que no dependan sólo del candidato, como las cartas de recomendación; y dejar márgenes de tiempo para posibles retrasos, como la necesidad de repetir alguno de los test.
Cada programa de becas tiene unos objetivos propios, por lo que sus criterios a la hora de concederlas difieren. En el caso de las escuelas de negocios este contraste es aún mucho mayor. Aunque existe una serie de valores básicos para todas ellas -liderazgo, integridad, etcétera- cada una hace énfasis en uno o dos, además de poseer valores únicos. Así, mientras que Stanford destaca por el interés de la responsabilidad social del gestor, Wharton se distingue por la importancia del componente ético de la gestión, por ejemplo. En el tema de las ayudas, lo mejor es hablar con antiguos becarios -La Caixa dispone de un directorio online-. Mientras que sobre las escuelas de negocios, conviene ponerse en contacto con exalumnos. De esta forma, se podrá saber si encaja en su cultura y realizar solicitudes personalizadas que reflejen su interés real en esa institución.
Tanto en la solicitud de becas como de admisión en las escuelas existen una serie de requisitos necesarios, aunque no suficientes: un buen expediente académico; una nota mínima en las pruebas, que puede variar dependiendo de la beca y de la escuela pero suele situarse entre 650 y 730 puntos (sobre un máximo de 800) en el caso del GMAT, en los centros más reconocidos del mundo (aunque a veces se puede entrar con menos de 600); y de 250 sobre 300 en el Toefl; y un mínimo de dos o tres años de experiencia laboral relevante. Sin embargo, si se quiere tener éxito en el proceso, será necesario que basarse en los valores añadidos que se pueden aportar. En el caso de las becas habría que destacar, fundamentalmente, el beneficio que implica para España y la institución la realización de este proyecto de estudios. En el de las escuelas, subrayar el prestigio y la proyección en la posterior carrera profesional como exalumno. Los medios con los que contar para demostrar estos beneficios serán básicamente el proyecto de estudios (para la petición de becas), los essays (ensayos personales para la solicitud de la escuela) y las cartas de recomendación (en ambos casos).
El proceso de solicitud obliga a realizar una autoevaluación completa de quién es uno mismo, cuál es el balance de los años hasta ese momento y qué se quiere hacer en la vida profesional posterior, para poder así comunicar de forma consistente a los comités de selección la historia personal del solicitante. Por tanto, se ha de realizar de forma previa al proceso un ejercicio exhaustivo de autoevaluación, definiendo de forma clara la trayectoria, las fortalezas y debilidades, aspiraciones futuras, motivaciones para estudiar el programa seleccionado, así como los temas y ejemplos principales que se usarán para comunicar la historia personal. Conviene evitar a toda costa iniciar el proceso leyendo ejemplos ajenos que, aunque puedan inspirar, llevarán inevitablemente a crear clichés y mostrar una imagen que no se corresponderá con quien realmente se es.
El proceso de solicitud supone una inversión mínima sobre la que implica el coste del máster. Aunque no siempre es necesario, si en un momento se da la necesidad de contar con el apoyo de un profesional, bien sea un profesor para preparar el GMAT o de un editor para revisar la redacción de los essays, no hay que dudar contratarlo. Contar con esta ayuda en algunos casos puede ser la clave para entrar en la escuela que se desea.
Aunque hay personas que encuentran su camino hacia el máster con facilidad, la experiencia demuestra que la gran mayoría tropieza con algún escollo (GMAT, la denegación de becas, etcétera). Para superarlo hace falta tener muy clara la visión sobre el objetivo y ser constantes. Ponerse la gorra del applicant implica mucho esfuerzo y renunciar durante unos meses a buena parte del tiempo libre. Al principio, sólo pensar en conseguir una beca de La Caixa o Fulbright o ser admitido en una escuela como Wharton, Stanford, Harvard o Kellogg parece imposible. Pero conforme el proceso avanza y la gorra se va asentando, cada vez parece menos complicado e incluso se aprende a disfrutar del mismo. Al final, en contra de una percepción muy generalizada en nuestro país, realizar un máster en una escuela de gestión de prestigio no es exclusivamente para Supermanes de la banca o de la consultoría, sino para todo aquel que realmente tenga un proyecto profesional claro en el que pueda encajar estos dos años de formación profesional y personal.