La Universidad Tecnológica de Delft, en Holanda, ha creado un innovador proyecto que podría responder a uno de los grandes dilemas del mundo aeroespacial en la actualidad: cómo reducir el consumo y la huella energética de los aviones sin perder efectividad en el transporte. Este avance, podría suponer un ahorro de un 20 por ciento de combustible, según informan sus responsables en su página web.
Lo han hecho a través de un nuevo diseño para un aeroplano nombrado Flying-V, debido a que precisamente tiene la forma de esta letra y de la guitarra homónima de la marca Gibson, principal inspiración de partida del proyecto. La idea original del mismo corresponde al estudiante Justus Benad, el cual la desarrolló en su tesis para la misma universidad en Berlín en colaboración con Airbus Hamburgo.
El proyecto, con vocación de adaptarse a vuelos comerciales, se encuentra plenamente desarrollado en el plano teórico, por lo que ahora quedaría pendiente comprobar si es realizable en la práctica. Está previsto que el año que viene sea testado un prototipo para ver si es capaz de volar de manera estable a bajas velocidades, algo que los aviones hacen al aterrizar y al despegar.
De esta manera, el nuevo diseño en el cual la zona para los pasajeros, las maletas y los depósitos de combustible están integrados en las alas del avión, presenta importantes mejoras con respecto al Airbus A350, modelo más avanzado del momento.
Debido a esta nueva forma más aerodinámica y ligera, todavía pendiente de ser probada y testada más allá del papel, el Flying-V podrá consumir un 20 por ciento menos que el actual líder del aire. Además, también es capaz de transportar el mismo número de pasajeros, 314, y contar con la misma capacidad de almacenamiento, 160 metros cúbicos, que el A350.
Como última victoria en esta comparación, el Flying-V es más corto que el Airbus, pero tiene la misma anchura de alas, lo que le permitiría utilizarlas actuales infraestructuras de los aeropuertos y ser almacenado en los mismos hangares.