La oncóloga Marta Montero Feijoo, del Centro de Protonterapia Quirónsalud, habla con entusiasmo de la prontonterapia, el tratamiento que le permite cada día luchar contra los tumores más complicados. Esos que son más grandes o de difícil acceso y que, quizá en otra época, se hubieran considerado "intratables".
Claro que eso era antes de que existiera este tipo de radioterapia más precisa que en vez de fotones emplea haz de protones para destruir las células tumorales con precisión milimétrica.
"Cada día tatamos tumores que están en la base de cráneo, oculares o en el sistema nervioso central. Tumores cuya cobertura se vería comprometida por las estructuras criticas adyacentes. Con la protonterapia conformamos de forma más exacta la radiación y así se evitamos dañar a los órganos colindantes", aclara la doctora para explicar porque es tan importante ser precisos.
En octubre de 2021, la Fundación Amancio Ortega acordó con el Gobierno y varias comunidades autónomas donar 280 millones de euros para instalar diez aceleradores de protones como los que usan en la clínica donde trabaja Montero y que es la única, junto con la de Clínica Universitaria Navarra, que los tiene en España.
Unos aceleradores que se estima podrían tratar a los más de 1.000 nuevos casos que según los expertos podrían ser tratados con protonterapia. Aproximadamente un 2-3% de pacientes diagnosticados con cáncer son candidatos para este tratamiento.
Por eso además de ver pacientes la doctora Montero y sus colegas están enseñando a otros médicos que se quieren formar, porque cuando las máquinas de la Fundación Ortega se pongan en marcha, necesitan tener el equipo multidisciplinar preparado para usarlas.
"Están viniendo muchos profesionales a formarse, hacemos estancias de dos o tres meses para explicarles como funciona. Es importante porque el flujo de trabajo es muy diferente a la radioterapia convencional. Con protonterapia al ser más precisa tenemos muchos sistemas de seguridad que es importante conocer", explica.
Para que todo el tratamiento funcione hay que tener todo muy bien engranado. Nada puede fallar, en la batalla contra el tumor es importante coordinar bien los planes de ataque. "Es un trabajo de equipo de oncólogos, físicos y radiólogos", explica la doctora.
Antes de empezar tardan unos diez días en prepararlo todo. "Lo primero es una resonancia de planificación, hacemos un escáner y un TAC, lo fusionamos y con lo que nos dice, definimos los volúmenes del tumor y planeamos donde queremos radiar. Luego se lo planteamos a los médicos físicos que son quienes establecen por donde debe entrar esa radiación. Ellos calculan el camino que luego sigue la máquina", aclara la doctora.
Un plan de ataque fundamental para que la terapia funcione: "Con la radioterapia convencional a veces no se puede terminar porque los órganos cercanos resultan dañados. Gracias a la protonterapia somos más precisos, y la tolerancia es mejor, por eso los pacientes pueden completar el tratamiento, lo que es una ventaja, a veces con otros tratamientos no se puede seguir porque se ha dañado mucho a otros tejidos".
Además gracias a esa precisión se puede conseguir más efectividad con menos efectos secundarios. Lo que es importante, sobre todo teniendo en cuenta los pacientes que tratan.
"Nos llegan sobre todo los casos más complejos", explica la doctora, y pese a eso, se muestra esperanzada:"El 80% de los que tratamos se curan", dice.
Y eso es mucho decir, porque en su centro no solo tratan tumores de difícil acceso, o ya demasiado tratados, sobre todo ven a niños. "Más de la mitad de los pacientes que tratamos son pediátricos" , confirma.
Niños que tienen tumores en el sistema nervioso central, sarcomas, cordomas-condrosarcomas, tumores primarios de la base del cráneo. Y que se derivan a la clínica porque sus órganos están todavía en desarrollo y hay que evitar las secuelas que les produciría si se dañase otros tejidos.
"Aunque este es un centro privado casi todos los que tratamos llegan derivados derivados por el sistema público de salud de todas las comunidades autónomas. Un comité de expertos decide quien puede acceder y lo derivan aquí para que los veamos", explica la doctora.
Pacientes que suelen responden muy bien pero que en ocasiones llegan tarde por culpa de la burocracia que implica este proceso.
"A veces nos llaman colegas para comprobar si sus pacientes cumplen los requisitos, y en ocasiones, deciden no presentar sus casos al comité. Se tarda mucho en tomar decisiones y prefieren empezar a radiarles ya para evitar que el tratamiento se dilate en el tiempo", murmura la doctora.
Un problema que podría resolverse cuando estén funcionando los equipos de radioterapia de protones facilitados por la Fundación Ortega.
El acuerdo al que ha llegado la Fundación Amancio Ortega con el Gobierno es que se compromete a donar 280 millones de euros al Ministerio de Sanidad para la adquisición de 10 equipos completos de esta tecnología. Por su parte el Ministerio adelanta estos millones de los Presupuestos Generales del Estado en cuatro anualidades, con el fin de poder llevar a cabo el concurso de licitación.
La Fundación Amancio Ortega irá ingresando lo acordado en función de los pagos que se vayan realizando, hasta completar el total.
El primer paso ya se ha dado, el presupuesto ya está aprobado y publicado en el BOE, pero una vez que se hayan adquiridos los equipos el Ministerio los pondrá a disposición de las Comunidades Autónomas implicadas en el proyecto, que serán las encargarán de su instalación, mantenimiento y de su gestión.
En total son diez equipos de radioterapia de protones distribuidos en siete ciudades: uno en La Coruña; dos en Barcelona: uno en Vizcaya; dos en Madrid; uno en Málaga; otro en Sevilla; en Valencia y otro en Gran Canaria.
"Se les ha elegido por el volumen de población y por su situación estratégica para que puedan llegar fácil a más gente", explican desde Sanidad.
Pero hay que tener en cuenta que aunque la donación incluye el software, la maquinaria de dosimetría, las cámaras y el servicio de formación del personal clínico, instalarlas corre a cargo de cada CCAA.
"Estos aparatos ocupan mucho espacio, sería así como cuatro campos de tenis. Lo que se ve en la sala solo es una pequeña parte. En Quirónsalud tuvimos que construir el edificio adecuado al tamaño, ubicarlas no es fácil", explica Fernando Cerrón, uno de los médicos físicos que trabaja en el Centro de Protonterapia Quirónsalud.
En la clínica Universidad de Navarra, el otro centro privado que como el Grupo Quirónsalud trabaja con protonterapia, se construyo un bunker con una habitación de tres pisos de altura para colocar el aparato en su centro.
Ahora cada CCAA trabaja para hacer lo mismo en sus instalaciones. "Lo importante es que vamos a ser el país de Europa que más aparatos de este tipo va a tener dentro de la red pública de asistencia sanitaria", explican desde Sanidad. Según estima la Fundación Ortega en su página web todo estará terminado para 2025.