Ella era la mejor de la clase, un trozo de pan, una niña encantadora. Él: introvertido, reservado, sin vida social y con antecedentes por agresión sexual. Jaula tenía 14 años y su presunto asesino 22 años. El cadáver de la menor tenía señales en el cuello cuando fue descubierto por los agentes en las proximidades de la fortaleza de la Mota de Alcalá la Real, en Jaén, cuyo Ayuntamiento ha decretado tres días de luto para honrar a una vecina adicta a la alegría.
"He matado a una chica", la llamada del asesino de Jaula
La joven se marchó el martes por la tarde de casa para ir con una amiga a estudiar. Cuando dieran las 23:30 horas, su madre llamó ya preocupada a la Guardia Civil. 40 minutos después los peores augurios se confirmaron. Pero antes se había producido una llamada al 112. Al otro lado del teléfono, un hombre pedía ayuda: "He matado a una chica".
Los protocolos de actuación para estos casos se activaron al instante. El lugar a donde debían dirigirse: el entorno de la iglesia de Santo Domingo, en lo alto de las ruinas, un punto de difícil acceso en la zona del Castillo de la Mota. De hecho, fue especialmente complicado dar con el cuerpo, pues el hombre que llamó, un joven de 22 años, no colaboró. Los investigadores piensan que la joven sí fue a esa zona por propia voluntad. Nada más desplazarse un equipo de la Guardia Civil, sanitarios, bomberos y Policía Local, dieron con el hombre que les había avisado, tranquilo. No dijo nada.
Los investigadores tuvieron que hacer una batida porque el joven no colaboraba hasta que encontraron el cuerpo en las ruinas de la iglesia de Santo Domingo y, en él, estaba el cadáver de la chica, semidesnudo. A simple vista no había signos de violencia pero luego los investigadores vieron que la joven tenía signos en el cuello que indicaban que podía haber sido asfixiada. Sus compañeros de tercero de la ESO están devastados por un crimen.