El narcosubmarino interceptado en la Ría de Vigo el pasado mes de noviembre ha sido uno de los descubrimientos más importantes en la lucha contra el narcotráfico en los últimos años. Demuestra que estas organizaciones criminales están dispuestas a gastar lo que sea para introducir cocaína en Europa.
Por primera vez, nos subimos al narcosubmario preparados para meternos en su grasiento interior. Lleva dos meses en tierra pero aún desprende un insoportable olor a gasolina porque cuando los narcotraficantes trataron de hundirlo, la nave se llenó de aceite y de combustible. Por eso tenemos que ponernos un mono de protección para bajar a este angosto espacio acompañados por Emilio Rodríguez, Inspector Jefe del GRECO Galicia que participó en su captura.
Es la primera vez que este experimentado policía lo ve por dentro. “Es realmente impresionante” asegura, mientras nos apretujamos en este espacio claustrofóbico que tiene unos 2 metros de ancho y en el que es imposible ponerse en pie. Aquí convivieron sus tres tripulantes durante los 25 días que tardaron en cruzar el Atlántico rodeado por 22.000 litros de gasolina y más de 3 toneladas de cocaína. Casi un mes en este agujero; sin comer nada caliente, a cambio de una suculenta recompensa. Los dos marineros ecuatorianos cobrarían unos 90.000 euros cada uno por el viaje y el piloto, español, se llevaría alrededor de medio millón de euros. Además, la organización criminal se gastó un millón de euros en construirlo, una potente inversión para un único viaje que se multiplicaría por 100 al entregar las 3 toneladas y media droga.