Con los pies hundidos en la hierba, los ojos cerrados, mascarilla y sentado de espaldas al sol, este hombre de cemento espera un amigo que no va a volver. La estatua apareció de la noche a la mañana sobre un asiento de piedra en un parque de Benimamet sorprendiendo a los vecinos de esta pedanía valenciana que al principio pensaron que se trataba de una persona de verdad o incluso de "un mimo".
La estatua es el homenaje a los fallecidos por COVID-19, esos miles de abuelos que han dejado un vacío enorme. Su autor es Yeray Sabino, un constructor autónomo y limpiador de fachadas, que sin más experiencia artística que el dibujo aficionado, pero conmovido con las miles de muertes provocadas por la pandemia del coronavirus, decidió hacer esta escultura en memoria de todos ellos. "Me sentí impotente, no podía hacer nada por ayudar, y me puse manos a la obra", explica Yerai.
Durante dos semanas, dedicando el poco tiempo libre que le dejaba su trabajo, comenzó a modelar la figura en el balcón de su casa. "Es la primera vez que hago una escultura y me iba dejando llevar. Los días en los que estaba haciéndola llovió mucho y le tuve que poner un paraguas y protección para que no se deshiciera", relata.
Una vez terminaba, había que elegir el lugar perfecto donde colocarla. "Lo tuve claro, un parque que hay en la plaza de al lado de mi casa, que además se llama la Plaza de la Esperanza", señala.
Con nocturnidad y alevosía, la noche de este lunes, Yerai y tres amigos, cogieron a pulso la escultura, que pesa más de 80 kilos, y la llevaron a pie desde la vivienda a la plaza. "Como vivo en la misma calle, la transportamos entre cuatro unos doscientos metros", explica; en los días previos al montaje se acercaba al parque y hacía sus mediciones: "Me tomaban por loco", apunta, aunque señala que muchos del barrio sabían quién era él "y se han callado" la sorpresa.
"No tenía permiso para hacerlo", explica, aunque intentó ponerse en contacto con la asociación de vecinos sin éxito. "Así que al final decidí ponerla", afirma y añade desafiante "el que lo quiera arrancarlo va a tener que partirlo".
La obra no tiene nombre, "tiene el recuerdo de los fallecidos", señala Yerai. Para que se entendiera el significado, colocó una placa con la leyenda: "En memoria a los fallecidos del Covid-19".
Fernández reconoce que se defiende "bien con las manos" aunque esta es su primera escultura, y cuenta que la ha creado en su casa, en ratos que le dejaba el trabajo y conviviendo con su pareja y cuatro hijos. Los pies los midió consigo mismo y las orejas "son las de mi hijo", añade, e indica que ha ido muy deprisa en su creación, "con familia, sacando al perro y trabajando".
El autor asegura que cuando decidió instalar la figura no pensó que prácticamente coincidía con el inicio del luto oficial decretado por el Gobierno por las víctimas de la COVID-19, y explica que al iniciarse el duelo ha puesto flores y velas junto a su estatua, situada frente a tres bancos en el parque.
Yerai no sabía como iban a reaccionar los vecinos y si tendría algún problema con las autoridades, pero la respuesta no ha podido ser mejor. "La gente me felicita por la calle y me dicen que les ha encantado la obra, muchos se hacen fotos con la escultura y estoy muy contento y agradecido", asegura.
De hecho, el alcalde pedáneo explica que desde el primer día, los habitantes del pueblo le paran por la calle para pedirle que la dejen, al igual que ha hecho la asociación de vecinos. "La obra se va a quedar permanentemente, ya está decidido. Al principio no teníamos ni idea de donde había salido, pero ha sido muy bien acogida y refleja el sentir del pueblo", explica Pepe Melgares, alcalde pedáneo que añade que "Benimamet es un pueblo muy solidario donde se han fabricado mascarillas, pantallas y batas de forma altruista para los hospitales. Afortunadamente no hemos tenido ninguna víctima y muy pocos casos, pero nos unimos al dolor de las familias de los fallecidos".
Con la decisión tomada y la autorización en la mano, Yerai ha fijado la escultura en el banco para que no se caiga y ya forma parte permanente del parque donde cada día pasea con sus perros. En agradecimiento, el ayuntamiento va a colocar una placa con su nombre junto a la obra. "Es un reconocimiento que no esperaba. La escultura está hecha para que dure y espero que siga ahí mucho tiempo para recordar a las víctimas de esta terrible pandemia", señala.