Los estudiantes universitarios padecen un alto nivel de ansiedad. Es la conclusión que se puede sacar de la última investigación publicada por la Universidad de Oviedo, que trata la problemática académica y emocional y la demanda de la asistencia psicológica por parte del estudiantado.
Hablar en público, afrontar la carga de trabajo, con lo que se sienten “desbordados” los estudiantes, o tomar distancia de los problemas personales son las principales molestias de los universitarios, según el informe, que apunta que estos resultados se pueden “extrapolar al resto de centros universitarios”.
El estudio, realizado por la investigadora Concepción Fernández Rodríguez y el investigador Marcelino Cuesta, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, se ha elaborado con la participación de más de 700 estudiantes de segundo curso de grados de todas las ramas de conocimiento -Ciencias de la Salud, Ciencias, Ingeniería, Ciencias Sociales y Arte y Humanidades- entre octubre de 2017 y febrero de 2018.
Las principales causas que generan malestar son las académicas, atendiendo a un mayor número de participantes. De todos los encuestados, un 65% señala que se sienten “desbordados” a causa de la sobrecarga de trabajo académico y un 49,3% destaca que tiene mucho miedo a hablar en público.
Las dificultades emocionales también generan malestar entre los estudiantes. Hasta un 46,5% informa tener mucha dificultad para tomar distancia de los problemas personales, con respecto los estudios, y un 37,9% presenta un nivel moderado de tensión y molestias físicas. Estos resultados sugieren un nivel destacado de ansiedad entre los estudiantes de reciente ingreso.
Las relaciones interpersonales, en su conjunto, parecen resultar menos problemáticas para los participantes, según el informe. Un 40,09% reconoce tener dificultades para solicitar ayuda con relación a sus problemas y un 17,4% indican dificultades para relacionarse con amigos y compañeros.
Entre otras condiciones, se pueden encontrar situaciones de mayor malestar. En particular: “Me cuesta trabajo seguir con mi rutina y todo me da igual” y “Me siento incapaz de afrontar el futuro”, señala el estudio.
El inicio de los estudios universitarios conlleva cambios y desafíos personales como la adaptación a nuevos contextos y relaciones sociales, o incluso, en muchos casos, la separación de la familia. Estas circunstancias pueden causar trastornos psicológicos que influyen de forma negativa en el rendimiento y afectan a la salud y calidad de vida.
Las respuestas de los estudiantes de la Universidad de Oviedo indican, además, que la mayor percepción de necesidad de ayuda para la promoción de conductas saludables tiene que ver con hábitos básicos de autocuidado: 35,6% considera que necesita ayuda en la mejora de su actividad física, 33,9% con hábitos de sueño y 29,7% para promover hábitos alimenticios saludables. “Puede decirse que en torno a 1 de cada 3 considera que necesita ayuda para modificar sus hábitos de actividad física y/o sueño y/o alimentación”, según la investigación.
Desde el año 2000 los estudiantes de las carreras tecnológicas han caído un 30%, no hay tanta demanda como hace unos años y todo es debido al gran esfuerzo que se requiere. Los estudiantes no ven compensado el esfuerzo que conlleva estudiar las ingenierías con su posterior trayectoria profesional.
Las carreras 'STEM', de los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, tienen también una baja predisposición a ser cursadas por mujeres. Esta carencia en el futuro hará que España quede fuera o por lo menos, atrasada, en el cambio tecnológico que ya se está viviendo.