Se cumplen 365 días desde la mayor tragedia que han sufrido los habitantes de Mallorca. Unas inundaciones sin precedentes en las que trece personas perdieron la vida. Un año después siguen tratando de olvidar aquel fatídico día, aunque la recuperación emocional es más lenta todavía.
En el centro de la tragedia estuvo el municipio de Sant Llorenç des Cardassar, que sufrió el desbordamiento del torrente Ses Planes. El caudal pasó de 70 metros cúbicos por segundo a los 513 en 15 minutos, y el agua alcanzó una velocidad de hasta 50 km/h. Coches arrollados, casas arrasadas, calles anegadas, carreteras destrozadas y los ciudadanos tratando de sobrevivir. Los equipos de emergencia llegaron a rescatar en la tremenda riada a cerca de 300 personas, y localizaron hasta 74 desaparecidos. En esta localidad cayeron hasta 257 litros por metro cuadrado, el 60 por ciento de la lluvia total registrada en ese municipio durante ese mes.
Los vecinos viven desde aquel 9 de octubre pendientes de las previsiones meteorológicas, aunque culpan a la AEMET de no haber previsto este fenómeno. La Agencia Estatal de Meteorología mantuvo durante días el aviso amarillo, el más bajo que existe, y lo elevó a rojo horas después de que el agua arrasase Sant Llorenç. Aun así, siguen sin invertir por falta de presupuesto en la prevención de estos sucesos.
90 millones de euros en pérdidas que los habitantes baleares siguen sin cobrar. El Gobierno se comprometió a ayudar a las islas, pero aún no ha llegado.
Las inundaciones también provocaron una movilización nunca antes vista: hasta 2.000 personas se inscribieron como voluntarias para ayudar en las tareas de limpieza.
Hoy se realizará un acto en el primer aniversario de las inundaciones. Se hará una ofrenda de 13 centros florales por las víctimas mortales y se guardará un minuto de silencio. Más tarde se oficiará una misa en memoria de los que tuvieron la peor de las suertes aquel 9 de octubre de 2018.