Lo primero que ha sorprendido en el primer día del juicio contra Ana Julia ha sido su nuevo look más sobrio. Sin gafas, con el pelo liso en vez de rizado, y con un traje de chaqueta y pantalones blancos, en un estilo muy distinto al que nos tenía acostumbrados ha entrado en la sala. Dentro, ha guardado la compostura, se ha mostrado tranquila, aunque no ha podido evitar el llanto.
La defensa de Ana Julia Quezada ha indicado este lunes ante el jurado popular que la acusada del asesinato de Gabriel Cruz "no quería matarle sino callarle" y ha sostenido que, si estaba "todo planeado", como afirman las acusaciones, "fue una chapuza enorme".
"Entendemos que no fue un plan preconcebido, ya que, si bien su conducta no fue la más afortunada, sí es pero muy común, ya que el ser humano cuando hace el mal por desgracia y por naturaleza tiende a ocultarlo", ha dicho para añadir que, si bien es "innegable que ha habido una muerte, habrá que determinar si tenía intención de matarle o de callarle".
El abogado Esteban Hernández ha rechazado, asimismo, que la procesada tuviera "intención" de ocasionar "lesiones psíquicas" a los padres del niño, Ángel Cruz y Patricia Ramírez, y ha dicho que durante los once días en el que se prolongó la búsqueda "intentaba que no se descubriera lo que había hecho, pero inconscientemente quería descargarse del peso que llevaba encima".
Con respecto al delito de asesinato por el que su patrocinada se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable, ha insistido también en la "intención" para mantener la tesis del homicidio que pasa porque "el niño la empezó a insultar y le puso la mano en la cara hasta que se dio cuenta de que no respiraba y estaba muerto".
"Si estaba todo planeado cómo lo matas en una vivienda propiedad del padre, te quedas allí con todo el revuelo mediático y lo haces todo con un móvil que poco sentido tiene", ha afirmado para remarcar que, donde la acusación particular "habla de somanta de palos, el fiscal no dice nada de eso y habla de que le tapa la boca y le sofoca".
Hernández también ha apelado a la "cordura y ecuanimidad" del jurado y ha trasladado la necesidad de que se haga "justicia, que no es venganza". "Es un trabajo triste y queremos poner cordura para que ustedes valoren la prueba desde la objetividad y la imparcialidad", ha concluido.
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