Para aquellos fumadores que se hayan propuesto dejar definitivamente el tabaco, hay varios alimentos que pueden ayudar a abandonar el hábito. Según un estudio de la Universidad Duke de Carolina del Norte, productos como las verduras, las hortalizas o los lácteos empeoran el sabor del cigarrillo. Asimismo, convendría apartar aquellos que provocan el efecto contrario, aquellos que realzan el sabor del tabaco (café, alcohol, carne) o que asociamos inconscientemente al acto de fumar.
Es recomendable introducir en la dieta alimentos que ayuden al fumador a sentirse saciado y a sobrellevar la falta de nicotina. El objetivo debe ser erradicar, al menos en primera instancia, cualquier mínimo hábito alimenticio que se asocie al hábito de fumar. Algunos de esos alimentos que pueden facilitar el proceso son lo siguientes:
Unas rodajas de esta fruta como desayuno, postre o incluso de un primer plato aporta una cantidad relevante de triptófano, un aminoácido que nuestro organismo transforma en serotomina, la hormona que potencia el buen humor, algo que es muy necesario tener cuando se acaba de dejar el tabaco. Además, en forma de zumo ayuda a eliminar los restos de nicotina del cuerpo.
Son frutas ideales para combatir la ansiedad que afecta a muchos fumadores después de comer, no sólo porque pelarlas y quitarles la piel es entretenido, sino porque poseen propiedades saciantes y tienen fibra. Sustituirlas por el café de después de la comida permite que su sabor fresco nos haga olvidar la necesidad de fumar.
La mejor fruta para relajarse. Su contenido de vitamina B12, B6 y potasio es ideal para aliviar el estés y conciliar el sueño en periodos de crisis como el que supone dejar el tabaco.
Se trata de un producto clave en una dieta diseñada para dejar de fumar. La zanahoria protege los pulmones y aporta vitaminas del tipo B y C. Se puede incluir como ingrediente en muchas recetas, pero también puede tener un papel protagonista en una ensalada, acompañada con un chorro de aceite de oliva.
Las hojas de esta verdura contienen lactucina, un principio activo con propiedades sedantes para el sistema nervioso que ayuda a calmar los nervios y a dormir mejor.
Esta verdura propia de la temporada otoñal es muy recomendable ya que proporciona pocas calorías, es sana, muy nutritiva y sacia el apetito que muchas veces provoca la ansiedad.
En vez de calmar la ansiedad con la bollería industrial que al final suele conllevar un aumento de peso, conviene introducir en la dieta vegetales y hortalizas de sabor amargo, como las espinacas, que ayudan a limitar el deseo por lo dulce. Aunque tampoco es desdeñable consumir dulces en pequeñas cantidades para regular el centro del placer del cerebro y evitar la ansiedad.
Nueces, castañas, anacardos o almendras proporcionan vitamina E y fibra, y además son perfectos para calmar la ansiedad en caso de querer fumar. Son productos saciantes, nutritivos y entretenidos, ya que hay que dedicarle tiempo a pelarlos. Además, ayudan a reducir el nerviosismo asociado a la falta de nicotina.
Los cereales integrales como la avena, el trigo, o el arroz, o derivados como la pasta, proporcionan carbohidratos complejos, cuya absorción lenta otorgan una sensación de calma y paz.
Tomar un vaso de leche templada después de la cena traerá importantes beneficios, ya que, al igual que la piña, tiene alto contenido en triptófano, lo que favorece el sueño.
Sustituir el café y el alcohol por una infusión sin azúcar te relajará y contribuirá a calmarte. El te verde contiene antioxidantes que ayudan a limpiar y depurar el organismo.
Si no te gusta el té ni las infusiones, siempre puedes optar por una vaso de agua, pues no existe mejor desintoxicante que este líquido. De hecho, beber agua abundantemente ayuda a eliminar los efectos negativos que provocó la nicotina en tu organismo.
Conviene no olvidar que ninguno de estos alimentos es milagroso por sí mismo. Tienen que venir acompañados de un cambio de hábitos personales. Es fundamental detectar en qué situaciones aumenta el deseo de fumar y obrar en consecuencia para que ese deseo no aparezca. Dejar de fumar no se consigue a la primera y es importante tener la voluntad de volver a intentarlo.