Alenka, la joven de 15 años que huyó a Granada, inventándose otra identidad
Iván y su amigo quedaban como cada tarde en el centro de Granada para tocar el violín. Aquel día lo hacían en la Plaza Nueva, cuando una joven se acercó a ellos. Estuvo bastante tiempo mirándoles. A ellos les llamó la atención, sobre todo que fuera alguien tan joven. Al finalizar uno de los temas, entablaron conversación. Ella les contó cosas de su vida. Les dijo que se llamaba Ely, que venía de California y que se encontraba haciendo un viaje que le habían regalado sus padres por Navidad. Les dijo que antes de llegar a Granada, había estado en Italia, Francia, Alemania y Madrid. La intención según ella era acabar su viaje en Septiembre.
La joven viajaba con una mochila, una linterna y una sudadera. Cuando los jóvenes le preguntaron que dónde se alojaba, ella les dijo que en el barrio del Sacromonte. Aún así, al finalizar la conversación Iván decide volver a casa, en una localidad cercana, y ella decide acompañarle. Durante el camino fueron muchos los temas que trataron. Hablaron de música, arte... una de las pasiones de la joven. Al llegar a su destino, Iván, el cual tiene pareja y asegura que sin buscar ninguna otra intención, le ofreció hospedarse. Ella declinó la oferta. Se despidieron y no sabrían si se volverían a ver. Ely, como se hacía llamar viajaba sin móvil.
Al día siguiente los jóvenes volvieron a la misma plaza a tocar y allí apareció, por sorpresa, de nuevo ella. Al poco tiempo se despidió y dijo que había quedado con un amigo. Misma historia que se repite al día siguiente. Un nuevo encuentro fortuito se produjo en el mismo lugar. Después de estar charlando un rato, a las nueve de la noche, se despidió porque "tenía que volver con luz ya que vivía en el monte". Es posible que hubiera acampado allí con un joven que vivía desde hace tiempo.
Iván asegura que la personalidad de "Ely" les sorprendió. Era una chica "encantadora, apasionada del arte, educada. Hablaba con nosotros con mucha naturalidad. Era muy correcta". A la mañana siguiente la policía se presentó en su casa. Al parecer alguien que había visto en las noticias que buscaban a la joven, dio la voz de alarma de que alguien parecida, había sido vista varias tardes en la plaza hablando con él. Él les contó la historia. Lo poco que sabía. Lo único que había vivido con ella y decidieron colaborar con la Policía. Ese mismo día, Iván y su amigo vieron por televisión lo que los agentes les habían contado. La chica con la que habían estado varias tardes, no se llamaba Ely. Se llamaba Alenka y al parecer había desaparecido en Madrid hacía diez días.
Iván y su amigo quedaron en avisar a los agentes si Alenka, como ahora sabían que se llamaba, aparecía de nuevo por la plaza en la que se conocieron. Solo hubo que esperar un poco y de nuevo, atraída por la música de los violines, Alenka acudió a su llamada. Todo iba a ser normal, solo que la verdad había quedado al descubierto. Los agentes se personaron en la plaza y la detuvieron para llevarla de nuevo con sus padres. Iván solo quiere que esta bonita historia haya tenido su final feliz y que la tensa discusión, que Alenka y su madre, mantuvieron el día de la desaparición haya acabado en una conversación, fundidas en un abrazo.