El principal acusado del crimen de Polop dice que reza y se santigua ante la tumba de la víctima
Juan Cano dice a las hijas de Ponsoda que no es "responsable de su muerte"
Pide a los miembros del jurado que no se dejen influenciar por los medios
Juan Cano, principal acusado del asesinato en octubre de 2007 del entonces alcalde de Polop, Alejandro Ponsoda, ha defendido su inocencia ante el jurado popular que juzga el caso y ha revelado que cuando va al cementerio municipal, y "si no hay nadie", reza "un poquito" e incluso se santigua ante la tumba de la víctima.
"Siento la muerte de Alejandro aunque nadie se lo crea", ha subrayado Cano, que era concejal de Urbanismo y sucedió al fallecido en la alcaldía desde el crimen y hasta 2009. Cano y los otros seis acusados del asesinato de Ponsoda han hecho uso del turno de última palabra ante el jurado que dictaminará su inocencia o culpabilidad del asesinato, por el que solicitan, al menos, 25 años de cárcel a cada uno.
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En un discurso por momentos emotivo, Cano ha afirmado que lo que más le ha "dolido" de la vista han sido los testimonios de las hijas del primer edil fallecido, a las que ha asegurado que él no es el "responsable" del crimen ni de su "dolor". "No soy responsable de su muerte", ha subrayado, tras manifestar que apreciaba a las hijas de Ponsoda no hasta el punto de verlas como propias pero sí "como hijas de mi amigo". A su juicio, las "barbaridades" que han vertido sobre él deben estar "influenciadas por los investigadores y algunos familiares".
En ese sentido, ha pedido al jurado que no se deje influenciar por lo publicado en los medios de comunicación y ha negado las acusaciones de borracho, drogadicto y asiduo a clubes de alterne. "En mi vida he consumido drogas", ha recalcado tras asegurar que se sometió a un examen toxicológico del que no ha conocido los resultados porque, según está convencido, fueron negativos.
Cano ha incidido en el "destrozo" que su situación ha provocado en su propia familia,que ha sufrido su despido laboral y la merma de su capacidad económica, y ha terminado su intervención con un "que Dios reparta suerte".
Los tres supuestos sicarios también niegan su implicación en el crimen
El resto de acusados también han hecho uso de la última palabra, a excepción del dueño del club de alterne Mesalina (donde se cree que se produjo el crimen), Pedro Hermosilla, y el empresario de calzado Salvador Ros. Uno de los supuestos sicarios, el checo Radim Rakowski, ha explicado que se puede perder "el dinero o la casa", pero "si te pierdes diez años de tu hijo, ¿qué haces?".
Otro de los supuestos ejecutores, su compatriota Robert Franke, ha negado rotundamente que matara a Ponsoda y ha asegurado que las últimas tres semanas de juicio han sido "las más duras y difíciles de mi vida". Los demás se han declarado igualmente inocentes. Todos ellos volverán a verse el próximo lunes, cuando la presidenta del tribunal del jurado, la magistrada Cristina Costa, consensúe con las partes las preguntas objeto de veredicto. Después los nueve jurados se recluirán hasta llegar a un veredicto.
Las acusaciones piden 25 años de cárcel como instigadores e inductores del asesinato con alevosía y precio para Cano, el empresario Salvador Ros y los dos responsables del club Mesalina, y 27 para los tres supuestos sicarios, a los que se suma la tenencia ilícita de armas.