La actriz, modelo y cantante mexicana, Danna Paola, de 25 años, conocida por sus interpretaciones en distintas producciones televisivas y series como Élite, de Netflix, ha revelado, durante una entrevista para Yordi Rosado, que durante su estancia en Madrid un grupo de jóvenes la drogó
Todo sucedió cuando se encontraba grabando la primera temporada de la citada serie: “Me pasaron cosas horribles en Madrid […] Fue la primera vez que tuve la oportunidad de salir a la calle, salir a las 4 de la mañana, caminar, sin que me pasara nada, no sentirme insegura… pero un día pasó. Un día pasó que fui a cenar con un amigo que llegaba de México y al día siguiente yo tenía que estar a las 8 de la mañana para grabar Élite. Entonces, nos fuimos a un lugar muy ‘cool’ en Madrid que era como un restaurante. A las 10 de la noche se abría todo y ponían un DJ. Era muy ‘cool’ y como latino”, explica, dejando claro en primer lugar que ella no es “una persona que beba y se emborrache de golpe”. “No puedo. Me gusta disfrutar, me volví fan del vino; una persona de vino. Nos tomamos, literalmente, una botella de vino entre los dos. Yo me tomé cuatro copas de vino. Con cuatro copas de vino no hay manera de que me veas borracha jamás, creo que no”, continúa relatando, explicando que fue en ese momento cuando se abrió todo y empezó la hora en que la sala se convertía en discoteca.
“En ese entonces se abre todo esto y dijimos: ‘pagamos la cuenta, bailamos un ratito y me voy a dormir porque mañana tengo que trabajar', y yo soy muy profesional. ‘Tengo que dormir, se me hincha la cara y todas esas cosas…’, cuenta, dejando claro que su intención era estar tan solo un rato más en el lugar.
“Entonces abrieron la pista y todo eso, y había un grupo de latinos en una de las mesas de abajo. Estaba la música muy fuerte y estaban fumando shisha. Llegaron y mi amigo me dijo que eran muy guapos. Yo no soy de ligar, yo no puedo ligar en un ‘antro’. Me choca, no lo soporto. Si quieres algo de verdad no ligas en un ‘antro’. No voy a ir ahí a ligar”, matiza, antes de relatar que tras ello su amigo y ella pidieron un gin tonic para tomárselo “entre los dos”.
“Yo traía mi vaso y estaba como pintadito de rojo. Nos lo dividimos en un vaso los dos. Empezamos a hablar con estos chicos, me acuerdo de que uno tenía el pelo afro. Eran venzolanos, argentinos y colombianos”, describe, indicando que en ese momento comenzaron a piropearla diciéndola que era muy guapa.
“Empezamos a hablar, me dieron de la sisha, y de repente mi amigo me dice: ‘voy al baño, te dejo ahí’. Se fue, no pasaron ni 10 minutos y, de repente, dejé mi vaso y no me di cuenta de que llegó otro chico por detrás. De pronto, me dijo ¿este era tu vaso no? Le dije, sí, gracias’, y me lo empecé a tomar”, relata.
Fue entonces cuando se puso hablar con él y empezó rápidamente a sentirse “muy mal”: “Me empecé a marear, me empezó a dar mucho sueño. Yo decía: ‘foco rojo, esto no está bien’, y entonces dije, ‘me tengo que ir’”.
En ese instante, explica, los chicos “empezaron a querer sobrepasarse sobre la situación”, preguntándole insistentemente si estaba bien y si quería ayuda.
“Yo les dije que estaba bien y que al día siguiente tenía que trabajar. Intenté mantener la cordura, pero me empecé a sentir fatal”, cuenta, antes de resumir la historia: “No me acuerdo de qué pasó entre el lugar, cómo llegué a mi casa y cómo acabé en el hospital”.
“No sé cómo cogimos el Uber, tenía el pijama. No recuerdo qué pasó después. Solo me acuerdo de que alguien entró en mi casa, que estaban los médicos. Recuerdo llamar a emergencias, pero no me acuerdo. Fue algo muy heavy. Entendí que Dios es muy grande y me estaba cuidando. Fue una lección de vida que tenía yo que pasar para ser consciente de que por más sola que estuviese tenía que estar al 100% y al triple de alerta y atenta. Nunca supe qué me dieron. La policía llegó y me quisieron investigar tiempo después. No se lo conté a nadie. Lo cuento ahora porque a cualquiera le puede pasar y es muy importante que seamos conscientes de con quién estamos. Es importante ser conscientes de la situación y el mundo en el que estamos. No puedes confiar en cualquier persona”, subraya, recordando las lecciones que siempre le había dado su madre: “No tomes nada de extraños, que nadie coja tu vaso, no te quieras ligar a cualquier extraño en un lugar…”.
“No se puede. Seamos conscientes de que por más fuertes e independientes que seamos, no sabemos las intenciones de los demás. A veces un ligue puede acabar en algo fatal. En ese entonces, gracias a Dios mi amigo estaba conmigo”, asegura.