La presunta parricida de Logroño: “Me voy a quitar de en medio. Carolina no quiere vivir con su padre”
La mujer pudo haberse suicidado al comprobar que su hija había asesinado presuntamente su nieta
El cuerpo de Olga, la abuela de la pequeña Carolina, estaba atrapado en la maleza del Ebroestaba atrapado en la maleza del Ebro. No han tenido duda de que era ella porque cerca estaba su bolso. Su desaparición era de alto riesgo; la buscaban por aire, tierra y agua. En el hotel de Logroño habían explicado a la policía que Olga llegó con su hija y su nieta el domingo por la mañana. Sí la registraron pero por la tarde se marchó. Al día siguiente Adriana era detenida y hallaban el cuerpo de Carolina de cinco años en la cama de la habitación del cuarto piso. Pudo ser asfixiada pero están pendientes del resultado de los análisis de Toxicología que se están haciendo en Madrid por si pudo darle sedantes también.
Un vecino fue el que alertó a la policía cuando vio a una mujer que parecía tener intenciones suicidas en la ventana de la habitación del hotel. Pero Adriana no se atrevió a tirarse. Y la policía tuvo tiempo de llegar hasta la habitación. La policía baraja la hipótesis de que Olga, la abuela de Carolina, pudo tomar la decisión de suicidarse al comprobar que su hija había asesinado a la niña.
La investigación intenta aclarar por qué la abuela de la pequeña no alertó a nadie y acompañó a su hija en una espiral que comenzó el domingo al escapar juntas de Haro y refugiarse en el hotel de Logroño, supuestamente para suicidarse juntas. Lo ha contado el delegado del Gobierno en la concentración que se ha celebrado en Haro por la pequeña Carolina. Las cartas de despedida que Adriana dejó en su casa de Haro antes de desaparecer, tienen las respuestas. No solo hay de ella. La abuela también escribió. Las entregó su hijo Ramón al mismo tiempo que las noticias alertaban del terrible hallazgo de su sobrina muerta. La noche anterior no las había llevado al cuartel de la guardia Civil de Haro, o no las había encontrado. Pero sí fue a la Guardia Civil a plantear su preocupación; las tres, hermana, madre y sobrina, habían desaparecido.
Según fuentes de la investigación Adriana explica en esas cartas que quería quitarse de en medio y que su hija no quería vivir con el padre. Aseguran esas fuentes que son cartas surrealistas e incoherentes. La abuela se quería suicidar también con ella. Su hija Daniela y su hijo Ramón se han quedo deshechos. Adriana finalmente no se suicidó y está detenida, acusada del crimen de su hija. De momento no ha declarado y se muestra muy poco “colaborativa”, en la Unidad de Psiquiatría.
En Haro hay conmoción porque sabían que Adriana estaba muy mal desde que se había separado de Javier, pero no esperaban este desenlace. Javier tenía otra pareja y había conseguido la custodia de la niña hace un par de años. Pero las disputas según su entorno eran continuas. Había denunciado a Adriana varias veces por los incumplimientos reiterados en el régimen de visitas. Adriana había vuelto a vivir en casa de su madre y había denunciado varias veces a su expareja por malos tratos, incluso a la niña, pero ninguna prosperaba. En una de las ocasiones, la pequeña se cayó de los columpios y dicen los amigos de Javier, que la madre le denunció por malos tratos y ellos se ofrecieron para ir a declarar a favor de él.