Para evitar que haya tantos heridos por contusión, este año ,el Ayuntamiento ha tomado medidas. Las antiguas dimensiones de la bola eran de dos metros y medio de diámetro y pesaba unos doscientos kilos e iba a una velocidad de cuarenta kilómetros por hora; a pesar de haber heridos con ésta práctica, los corredores estaban encantados.
Para evitar tragedias en las fiestas de éste año, han decidido bajar el peso a unos treinta kilos aproximadamente. Muchos estaban encantados de su bajada pero otros le han salido rodando la ilusión ya que tienen que empujarla y eso ''le quita la emoción''.
Nace así un debate: riesgo o emoción ‘’ o pones algo de riesgo o desde luego no es lo mismo’’; porque aunque tienen muy presente los atropellos que acabaron en el hospital, echan de menos la emoción de que le pillen la bola.
Aun así, de momento, tienen una solución para el mal de encierros pues ésta noche recuperarán el riesgo más tradicional.