Hasta los gustos en la alimentación cambiaron para Michel con el embarazo de su mujer. Tenía un apetito enorme y empezó a comer alimentos mucho más pesados de lo habitual.
En todos los aspectos su aumento de peso y los antojos- los síntomas de Michel coincidían con los de su esposa a medida que avanzaba el embarazo de esta. Michel estaba experimentando un embarazo psicológico, un síndrome que no es tan raro como pueda parecer.
No son pocos los futuros papás que durante el embarazo de sus parejas y en sintonía con ellas sufren los síntomas propios de las embarazadas. Calambres, dolores de espalda, cambios de humor, antojos, náuseas... son los principales síntomas que padecen ellos hasta el momento del parto. Después cesan.
Aunque en un primer momento puede parece que estos síntomas en los hombres no es más que una manera de ellos de centrar la atención, nada más lejos de la realidad. Se trata de signos de empatía que intentan ayudar a la mujer a preparar la llegada del bebé. La cuestión es: se trata de un asunto psicológico o fisiológico y realmente los hombres sufren también cambios hormonales.
El doctor Arthur Brennan, de la Universidad londinense de Kingson, se decanta por esta última opción. De 282 futuros papás, un 55% estaba experimentando los síntomas propios de la mujer embarazada. La causa de todo, la prolactina, una hormona asociada a las madres en periodo de lactancia. Se pudo comprobar que cuando Michel abrazaba a su hija Matilde, recién nacida aún en el hospital, su nivel de prolactina aumentaba un 20% en 15 minutos. En definitiva, una prueba más de que la naturaleza prepara a los padres de cara a la paternidad. EBP
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