Darío Gael y la realidad de ser un hombre trans: "Pasaron 5 años hasta que pude cambiar mi DNI"

Darío Gael, activista trans no binario, periodista y escritor, nos habla sobre su proceso y cómo ve la situación actual en nuestro país
Visibilizar la realidad trans supone concienciar sobre los problemas que afectan al colectivo, pero también destacar los avances
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Visibilizar la realidad trans supone reconocer los logros y la existencia de la comunidad trans sin enfocarse en la violencia o la muerte que asola el colectivo. Y la primera que decidió establecer una fecha para hacerlo fue la activista trans estadounidense Rachel Crandall. Eligió el 31 de marzo, un día clave para dar voz a una realidad en la que la discriminación laboral, sanitaria y legal sigue demasiado presente entre las personas trans, con unos porcentajes alarmantes de desempleo y violencia contra ellas.
Aún sean pocos, pero cada vez encontramos más referentes que hablen alto y claro sobre estos obstáculos. También que sirvan para arrojar optimismo y esperanza a las nuevas generaciones. Y uno de ellos es Darío Gael, que se define como "hombre trans no binario, rabiosamente bi, de clase obrera, filólogo y jurista de formación, traductor y escritor de profesión". Entre sus obras destacan las antologías 'Hasta aquí hemos llegado: Voces para un nuevo activismo LGTBIQ+'; 'Vidas trans y (h)amor 10 bi(y)bollo'.
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Pregunta: ¿Cómo fue tu proceso de transición? ¿Te encontraste muchas trabas por el camino?
Respuesta: Desde que tuve mi primera cita en la entonces UTIG (Unidad Técnica para la Igualdad de Género) hasta que conseguí cambiar mi DNI pasaron 5 años, pero al menos yo he conseguido hacerlo gracias a tener la nacionalidad española, el apoyo de mi entorno y vivir en una gran ciudad. Creo que con eso te digo todo. Si algo caracterizaba la legislación anterior era la arbitrariedad y los plazos que se dilataban a la mínima que surgía (o mejor dicho, creaban) un problema.
P: ¿Tenías referentes en los que apoyarte? ¿Había suficiente información sobre el tema?
R: Los únicos referentes que tenía eran Carla Antonelli, Cristina Ortiz y la película Boys Don't Cry, así que ni me planteé siquiera la posibilidad de transitar hasta ser mayor de edad y no lo hice hasta la veintena. No solo por la falta de referentes, desde luego, pero tampoco ayudó, y la mayoría de la información que tenía era escasa y de fuera de España. Concretamente, de Tumblr.
P: En un entrevista afirmaste que, en tus experiencias personales, muchas veces era más problemático que fueras bisexual a que fueras trans. ¿Te sigue pasando?
R: Depende completamente de la situación, pero tal vez a nivel cotidiano sí. A veces es simple y llana homofobia (mucha gente me cataloga directamente como gay), otras específicamente bifobia, pero dado que ya han pasado 11 años desde el inicio de mi tratamiento, debido a mi passing, a nivel social la verdad es que recibo más violencia, si bien a menudo bastante velada, en ese sentido. Pero eso no quita que siga habiendo situaciones, como la de compartir vestuario, en las que estoy mucho más expuesto a la transfobia.
P: La ley Trans ha sido un paso adelante en muchos aspectos, pero ¿consideras que hay algun aspecto que mejorar?
R: Como expliqué en el tríptico que le dediqué al tema en Vanity Fair España, por supuesto que hay muchos aspectos que mejorar, especialmente en lo que atañe a la población migrante en situación administrativa irregular, que carece de derecho a hacerlo, y la regularizada tiene que aportar mucha más documentación (a menudo difícil o imposible de conseguir) que quienes tenemos la nacionalidad. Además, las personas no binarias ni siquiera han sido reconocidas legalmente. También ha quedado sin regular la situación de les menores de 12 años y no se ha conseguido incluir nuestros tratamientos en la cartera de servicios básicos. Y, desde luego, yo omitiría el período de reflexión que impone la ley, por corto que sea. No necesitamos ese extra de tutelaje por mucho que le guste al PSOE. En general, me falta más contenido material y menos simbólico en esta y en casi todas las leyes, pero sí es un primer paso positivo que habría que ampliar y mejorar cuanto antes.
P: ¿Crees que faltan referentes trans en la España actual?
R: Creo que faltan, especialmente, referentes trans que se salgan de todo aquello que premia el sistema: gente disca, mayor, racializada, gorda, que no parezcan modelos de revista.
P: Y en el sector literario, sobre todo en el terreno juvenil, ¿qué opinas sobre la falta de historias trans escritas por personas trans?
R: No me parece que falten, sino que no cuentan con el apoyo de una industria que solo nos toma en consideración, si acaso, como sujeto que convertir en producto, no como autores (con maravillosas excepciones como la de Alana S. Portero). Existir, existen, y yo recomiendo especialmente a H.M. Zubieta y William Peña.
P: ¿Consideras que hay diferencia en cuanto a cómo ve la sociedad un hombre trans de una mujer trans en la actualidad?
R: Obviamente. Vivimos en un patriarcado. Aunque la gente tenga menos información sobre los hombres trans, está mucho más predispuesta, por lo general, a procurarnos un trato digno y a validar nuestro género.
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