Aitor era un chico de 23 años que vivía en Navalcarnero con sus padres. Un día de enero de 2018, alertada por los síntomas de su hijo, Carmen llamó al 112 pidiendo ayuda, pero lo que encontró al otro lado del teléfono fue algo muy distinto.

La familia llamó al servicio 112 explicando que Aitor se había levantado mareado y que no podía respirar. La primera intención del médico fue hablar con el chico pese a que la madre insistía en que no se encontraba bien para hacerlo. La primera de cinco llamadas Carmen la realizó a las 11:54 de la mañana. La madre intentaba explicar el incidente al médico, quien le pidió hablar con el joven:

"Pero no puede respirar", dijo ella, a lo que el facultativo respondió: "Señora, si llegamos al hospital ahora, él va tener que decir qué le ocurre, así que pásemelo". En el audio se escucha al joven agonizando mientras intenta decir: "Me ahogo... No puedo respirar". Tras escucharlo, el médico diagnostica: "Pues respira perfectamente" y le pregunta a la madre si había bebido algo o si se encontraba en tratamiento psiquiátrico. Tras una actuación lamentable y negarse a enviar una ambulancia, Aitor fallecía a causa de un trombo en un pulmón antes de que llegara la ambulancia 27 minutos después.

Los padres de Aitor acusaron entonces al Summa 112 de "negligencia y retraso en la asistencia" al no haber valorado la gravedad del joven y activar tarde una ambulancia que tardó 27 minutos en llegar. La familia de Aitor hizo públicos entonces en rueda de prensa los audios de las llamadas de socorro, unos audios que causaron una gran conmoción.

Carmen y Bartolomé han conectado en directo con 'Vamos a ver' con motivo del inminente arranque del juicio por la muerte de su hijo. Los padres de Aitor no han sido capaces de escuchar el audio de las llamadas que se produjeron entre ellos y este sanitario: "Se han quitado los auriculares mientras les recordábamos el caso mostrando los audios, pese a que han pasado siete años de la muerte de su hijo no pueden escuchar esas desgarradoras llamadas", explicaba Joaquín Prat.

Para Carmen y Bartolomé, que malviven con la ausencia de su hijo, este médico que se negó a enviar una ambulancia a su domicilio mientras su hijo se ahogaba debería pasar 20 años en la cárcel: "Nuestro abogado pide para él cuatro años y medio de cárcel, pero a mí nadie me devuelve a mi hijo, la vida es una tristeza cada día sin él en esta casa, tenía toda una vida por delante y ese hombre se la arrebató".