El consumo compulsivo de la ropa y la poca cantidad de prendas que son realmente reciclables tienen una repercusión negativa en el cambio climático. A pesar de que los hábitos están cambiando la reutilización de muchas prendas sigue siendo una asignatura pendiente.

Muchas personas compran ropa compulsivamente, bien por la influencia que tienen las redes sociales o por los chollos online. "Hay ropa nueva cada semana en una tienda de fast fashion", explica Celia Ojeda, responsable de consumo de GreenPeace. En 2022 cada ciudadano europeo adquirió un total de 19 kilos en prendas. Generar tantas prendas consume muchos recursos como millones de metros cúbicos de agua.

También se han utilizado millones de materiales de fuera. La cantidad de CO2 generada debido al proceso productivo también resulta preocupante. Esta cifra equivale a la misma cantidad que hubiese generado cada ciudadano europeo al recorrerse 1.800 kilómetros en un coche de gasolina. En estad industria el reciclaje es anecdótico, por lo que todo lo que compramos suele acabar acumulándose en playas o vertederos incontrolados.

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