Así avanza el desmantelamiento de la central nuclear de Garoña, donde manejan 440 toneladas de uranio

Una cuarta parte de la energía en la Unión Europea depende de las plantas nucleares. En Alemania se tomó la decisión de cerrarlas, pero la disminución del suministro ruso de energía ha reabierto el debate allí. En España tienen fecha de cierre. Algunas ya han suspendido su actividad y les queda por delante el desmontaje y el almacenamiento de desechos radiactivos.

Un equipo de Informativos Telecinco, encabezado por Almuena Calvo, ha acudido al lugar más peligroso de la central nuclear de Santa María de Garoña, completamente equipados para protegerse de posibles radiaciones. El dosímetro individual ha medido su exposición durante el recorrido por ese área, "el área donde se concentra el mayor material nuclear".

El traslado de 440 toneladas de uranio, el proceso más delicado del desmantelamiento de Garoña

En ese área mencionada se encuentra un piscina donde se ha ido depositando el uranio enriquecido que se ha utilizado como combustible para el reactor, a lo largo de los 40 años de vida de la central. Está sumergido en agua para contener la radiación. "Aproximadamente está a unos 28 grados, eso garantiza el enfriamiento de los elementos combustibles", cuenta Manuel Ondaro, director del desmantelamiento de Garoña.

Hasta 440 toneladas de uranio son las que se han empezado a trasladar en lo que es el proceso más delicado del desmantelamiento de Garoña. El lugar donde se encuentra la piscina en la que sumergen los elementos combustibles (por eso requiere equipamiento de protección) es un lugar crítico. Está vigilado las 24 horas del día y los siete días de la semana por organismos internacionales de energía nuclear.

El ATI, el almacén temporal donde van a estar esos residuos nucleares

El blindaje que ofrece el agua se cambia por unos contenedores especiales, para guardar en seco el material radiactivo. "Llenando cada uno de esos contenedores, y cada uno de los contenedores, con los 52 elementos combustibles, se llevan al ATI", precisa Ondaro. El ATI es el almacén temporal donde van a estar esos residuos nucleares. Para cada traslado hace falta semana y media. Un proceso que se vigila también desde la antigua sala de control del reactor.

"Es el material nuclear en el que tenemos que poner nuestros esfuerzos para que no ocurra ningún tipo de accidente", subraya Ondaro. Al salir del área protegida, uno debe desinfectarse, tirar guantes y ropa y medir la radiación corporal. Tambien el dosímetro. El desmantelamiento de Garoña está dando todavía sus primeros pasos. Hasta ahora se han trasladado cinco contenedores de los 49 previstos con el combustible gastado. Ahí estarán, por lo menos, hasta la década de los 70, cuando está previsto construir un almacén geológico profundo donde esos residuos peligrosos pueden permanecer miles de años.

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