En España no deja de llover. Hay gente más sensible a este estado meteorológico a la que le cambia el humor e incluso sienten un aumento del lívido al escuchar el agua chocar con la ventana, pero hay otras cuyo estado de salud podría estar en peligro.
Es el caso de Diana, una joven de 21 años a la que le diagnosticaron hace siete años una alergia poco común: al agua. Lo descubrió al darse cuenta de que cuando salía de la ducha le salían "ronchitas". En un principio pensaban que era alérgica a algún ingrediente del champú o del gel corporal, pero cuando fueron al médico este les dijo que tenía urticaria acuagénica: "La cara de mi madre y mía debió ser un cuadro". En 'Tardear' se han puesto en contacto con ella para conocer más a fondo cómo afecta esta enfermedad en su día a día.
En días lluviosos como los que está haciendo en España a principios de marzo, Diana Petrovani sale de casa única y exclusivamente para ir a trabajar. La joven tiene que tener cuidado con que no le pille una tormenta improvisada porque los efectos pueden ser muy negativos: "Me salen ronchas en la piel y depende del tiempo que esté expuesta al agua. Me arde la piel, es un poco una sensación insoportable porque me escuece mucho".
Todo va más allá de la lluvia, pues según cuenta, el simple hecho llorar durante un tiempo prolongado podría ocasionarle quemaduras en las ojeras. Tampoco puede exponerse mucho al agua de la ducha: "A la hora de ducharme yo tengo una rutina impuesta para estar el menor tiempo posible debajo del agua. Primero me ducho el cuerpo y luego ya el pelo, la cara y demás. No paso más de cuatro o cinco minutos dentro de la ducha". Sin embargo, beber agua no supone ningún problema para Diana.
Cuando le sale urticaria por el cuerpo, Diana tiene una solución a mano: "Tengo recetados antihistamínicos en casos extremos de necesitar pero por norma general no me los tomo porque me bajan el sistema de defensas y me pongo mala". Además, si llueve con un paraguas para mantenerse seca sería más que suficiente.