La DANA que arrasó parte de la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre también dejó una historia de amor y esperanza que ha sorprendido a más de uno. Miles de voluntarios se movilizaron para ayudar en las tareas de limpieza en distintas localidades valencianas y dos de ellos fueron Luna y Miguel.

Luna, una joven venezolana, acudió desde Madrid para aportar su granito de arena y, en medio de toda aquella destrucción, se topó con algo que no esperaba: encontrar el amor. Entre los cientos de voluntarios que cada noche dormían en el pabellón deportivo, Luna se fijó en un chico de ojos claros del que se quedó prendada al instante:

"Le pedí el teléfono de él a una amiga que le conocía y le escribí. Le pregunté si ya se había metido en la ducha, porque en el pabellón en el que estábamos había varias duchas, algunas para chicos y otras para chicos. Él me contestó que aún no y yo le dije que fuese a esa zona para que me mostrase algo. Al llegar le dije que llevaba dos noches seguidas pensando en las ganas que tenía de comerle la boca".

Pese a que en ese primer momento Miguel dijo que no porque "tenía apagado el chip", lo cierto es que el voluntario no tardó en darse cuenta de que la atracción era recíproca:

"Después de lo que me soltó le estuve dando vueltas y empezamos a tontear, y a los cuatro días ya estábamos saliendo juntos".

Sin saber muy bien cómo, en apenas dos meses pasaron por un peculiar altar. Luna y Miguel decidieron no esperar y empezar el nuevo año como marido el mujer. El pasado 31 de diciembre la pareja de voluntarios se casó en una bonita ceremonia celebrada en la piscina del polideportivo de Sedaví (Valencia):

"Era una piscina vacía. Fue un momento mágico e inolvidable", relataba la novia en sus redes sociales asegurando que "da igual el lugar, el coste y el precio de todo, esto es lo más bonito que he tenido nunca y voy a tener".