La soledad no deseada en los mayores y sus consecuencias es una situación más común de la que pensamos. Uno de cada quince mayores dice sentirse solo, y para cuidarles y que estén acompañados existen muchas y diversas iniciativas.

Conchi visita a Lola dos veces a la semana. Para una viuda que vive sola como ella, esta visita le da la vida. Cada semana, espera a Conchi con ilusión, porque según ha comentado, "ella me anima mucho. Me dice venga vamos a andar un poquito más, un poquito más...y me anima mucho".

Como ella, hay dos millones y medio de personas mayores en España que están en soledad obligada. "Hace falta bastantes personas, porque hay muchas personas que lo necesitan mucho", dice Conchi, encantada de ser la compañía de Lola. El objetivo es animar al mayor número de personas posibles a acompañar a los ancianos que están solos.

La Fundación Harena y Cruz Roja también asisten a estas personas en soledad. De manera física o telemática, brindan apoyo durante unas horas a los mayores que lo necesitan y les dan la compañía que les falta.

"La soledad es muy mala y necesitan distraerse y mantenerse ocupados", explica uno de los voluntarios de la Cruz Roja que acompaña a los abuelos que viven solos.

Para muchos mayores el mercado por las mañanas es un lugar de ocio y reunión. Aquí es donde muchas veces alertan de la ausencia de alguno de ellos.

Cuándo una de las compradoras habituales falta, "preguntas a la vecina, si tienes el teléfono la llamas..." para comprobar que está bien y no le ha pasado nada. El encuentro en el mercado salva a muchos mayores de quedarse en su casa "encerrados". Allí socializan y además de hacer las compras, olvidan por un momento que están solos.

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