Los vecinos de La Sagrera, en Barcelona, han expresado su preocupación por los robos, peleas e incendios provocados que, según ellos, coinciden con la presencia de un asentamiento de chabolas cercano a sus viviendas. Estos altercados están siendo el día a día del barrio, desde hace dos meses. En 'Vamos a ver', sus vecinos han afirmado no querer culpar directamente al asentamiento, pero sostienen que los hechos coinciden con su presencia.
"Yo estaba en mi domicilio y vi a una persona bajando hasta el solar donde están las chabolas", ha explicado un vecino, el cual ya se ha acostumbrado a verlos por la zona. Además, sobre el reciente incendio que calcinó varias estructuras ilegales, otro residente ha señalado: "Yo creo que fue un problema entre ellos porque, a las cinco de la mañana, ese fuego es una cosa rara". "He entrado tres o cuatro veces a hablar con ellos y todos me niegan que son ladrones", ha continuado. "De lo que más me quejo es de que la administración no haga nada para que esta pobre gente no viva así; parece que les gusta", ha afirmado con indignación y bastante afectado.
La inseguridad no es la única queja. Los vecinos también han denunciado que desde sus pisos pueden observar actos que consideran inapropiados. Según uno de ellos, "se masturban en sitios escondidos, entre ellos no se ven, pero desde los pisos sí". "Los niños que están jugando en las terrazas ya avisan a sus padres", ha declarado con preocupación.
Los vecinos han pedido al ayuntamiento una mesa de negociación para abordar la situación. Insisten en que son "personas trabajadoras que se están comprando una casa con una hipoteca de muchos años" y que no merecen convivir con estos problemas. Con una mezcla de frustración e indignación, una vecina ha afirmado: "No quiero más esta Barcelona".
'Vamos a ver' consiguió hablar con los habitantes del asentamiento, para comprender mejor su situación. Uno de ellos declaró: "Viví primero bajo el puente, salí del puente a vivir aquí". "Yo llevo aquí cuatro años y nada de robar", ha continuado, negando las acusaciones de los residentes. La situación refleja el enfrentamiento entre la precariedad de los asentamientos y la vida cotidiana de los vecinos, en un contexto donde ninguna de las partes parece encontrar una solución viable.