Esta semana se celebra el Día Mundial del Abrazo. Está comprobado que este gesto tiene beneficios a nivel emocional, pero también físico.
Como señala Marta Robles, psicóloga de la clínica López Ibor, esta muestra de cariño nos ayuda a liberar tensión, aumenta nuestra sensación de bienestar y mejora nuestro autoestima. Además, mitiga los estados de enfado y ansiedad, fortalece el sistema inmunitario e incluso previene el envejecimiento prematuro al estimlular la oxigenación del organismo. Cuando tenemos miedo o notamos inseguridad, nos hacen sentir protegidos y con mayor confianza, nos hace sentirnos protegidos, apoyados y comprendidos y, sin necesidad de añadir nada más, se convierte muchas veces justo en lo que necesitamos.
La duración media de un abrazo entre dos personas es de 3 segundos. Pero los investigadores han descubierto algo fantástico: cuando un abrazo dura 20 segundos, se produce un efecto terapéutico sobre el cuerpo y la mente.
La razón es que un abrazo sincero produce una hormona llamada "oxitocina", también conocida como la hormona del amor. Esta sustancia, también la producimos cuando nos besamos y tiene muchos beneficios para nuestra salud física y mental. Nos ayuda, entre otras cosas, a no estar tristes, a relajarnos, a sentirnos seguros, a calmar nuestros temores, la ansiedad, reduce la presión arterial y produce beneficios cardiovasculares. Además, los besos tienen un efecto parecido al de un analgésico, hace que quememos entre 12 y 15 calorías, y por último, disminuye las arrugas.
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