Vanesa Cortegoso y Cristian Rodríguez, ambos de 34 años, decidieron dejar su ajetreada vida en Zaragoza, donde vivían con sus dos hijos pequeños por motivos laborales, para instalarse en Hermisende, un ayuntamiento de 230 habitantes al noroeste de la provincia de Zamora, en Castilla y León. Se criaron en Galicia y echaban de menos la conexión con la naturaleza. Por ello, vendieron su casa por la que todavía pagaban una hipoteca y dejaron atrás sus empleos. Él era técnico de prototipado y ella dependienta. “Cada vez somos más mayores y queríamos luchar por nuestros sueños, dar el salto cuanto antes para no echarnos atrás”, aclara Rodríguez.
Para poder instalarse en su nueva residencia decidieron emprender un proyecto con servicio digital. Venden prototipos y productos personalizados, realizados mediante impresión 3D, fusionando innovación y artesanía. “Solo necesitábamos un pueblo con buena conexión a internet en el que funcionase el servicio de reparto”, explica Cortegoso.
Las zonas rurales de España llevan sufriendo un problema de despoblación durante mucho tiempo, el 85% de la población vive en un 20% del territorio. Sin embargo, se observa un aumento de personas interesadas por realizar un cambio de vida hacia lo rural, atraídos por una vida más saludable y sostenible con el medio ambiente.
Por ello, hablaron con los encargados del proyecto Holapueblo, ideado por AlmaNatura e impulsado por Redeia e IKEA, entidades a favor de la repoblación. Ponen en contacto a las personas que desean hacer realidad su proyecto empresarial en el medio rural con los ayuntamientos que tienen necesidades poblacionales y están comprometidos con la atracción de nuevos vecinos a su territorio.
Así es como Cortegoso y Rodríguez materializaron en Hermisende el proyecto SonDeMidas, un taller especializado en diseño y fabricación. “Cuando fuimos a visitar varios pueblos, el alcalde de esta localidad nos transmitió mucha confianza, parecía de nuestra familia. El día que nos conoció, nos enseñó la zona y nos invitó a cenar”, explica la mujer. Aunque el municipio se encuentra localizado fuera de Galicia, es uno de los 48 ayuntamientos ajenos a esta comunidad autónoma en donde también se puede escuchar la lengua gallega.
Se instalaron en su nuevo hogar el 23 de julio. Lo que más valora la pareja es estar a dos horas y media de sus seres queridos, antes estaban a nueve. “La familia tira mucho”, aclara Rodríguez. Asegura tener una vida más sana, una mejor alimentación y una mayor tranquilidad. “Los niños pueden jugar en la calle y no estoy preocupado”, cuenta. Sí reconocen recorrer 30 kilómetros para hacer la compra, pero creen que ahorran más porque acuden menos veces al supermercado y se organizan mejor.
Su alquiler "no llega a los 300 euros", viven en un piso de 140 metros cuadrados con terraza, ubicado encima del Ayuntamiento. Este llevaba ocho años sin inquilinos. Su idea, a medio plazo, es instalarse en una casa con jardín. “No es moderno, pero lo hemos adaptado y es muy confortable, estamos muy contentos”, explica Rodríguez.
Su taller se encuentra ubicado en una antigua vivienda donde residía una de las profesoras del pueblo, cuando en la villa todavía había colegio. “Nos la han cedido de forma gratuita para poder trabajar mientras encontramos un bajo en alquiler”, aclara Cortegoso, agradecida por la amabilidad de los representantes municipales antes, durante y después de su llegada. Los locales que habían contemplado en Zarazgoga superaban los mil euroes mensuales y no podían permitirselo en una etapa en la que su negocio está en una fase incipiente.
El proyecto ya se encuentra en la quinta edición. Cada año seleccionan a 35 familias de todas las candidaturas presentadas, que pueden elegir destino entre los 100 municipios dispuestos a acoger a más residentes. En AlmaNatura, entidad donde se ideó el plan, se imparten formaciones a los emprendedores y comunican a los nuevos vecinos con los representantes municipales del pueblo que les acogerá. En Redeia financian el proyecto e IKEA rehabilita y decora los espacios locales para darles una nueva vida, fomentando la convivencia vecinal. En esta última edición convirtieron un antiguo colegio en un centro sociocultural.
José Ignacio González, el regidor de Hermisende, informa de que otra familia ya se está instalando en la localidad para regentar una carnicería. “Las zonas rurales se están despoblando y este proyecto para nosotros es una oportunidad”, explica tras defender que la vivienda en su municipio es muy económica en comparación a las ciudades. “La alimentación y el aire también son mejores”, añade.
Por ello, invita a todas las personas que estén pensando en cambiar de vida a formar parte de su villa. “Si teletrabajan es perfecto y el municipio también ofrece empleo, incluso, compatible con otro proyecto laboral”, aclara. Cortegoso también trabaja como monitora en la ruta del transporte escolar.
“Hay bastante empleo en el sector de la hostelería, la construcción y la ayuda a domicilio”, asegura el alcalde tras anunciar que en Lubián, un pueblo cercano, van a abrir una residencia de ancianos que generará numerosos puestos de trabajo. Le encanta que lleguen niños al pueblo para rejuvenecer la población, pero pide ayudas autonómicas y estatales para rehabilitar las viviendas del municipio con la intención de poder seguir acogiendo a más personas. “Ahora mismo la cosa está verde, o nos mojamos los alcaldes o esto se muere del todo”, lamenta.
La pareja reconoce que no existe demasiada oferta residencial, pese a que hay casas vacías. Sus hijos para ir al colegio acuden a Lubián todos los días, un pueblo situado a 16 kilómetros de Hermisende. El transporte y el comedor escolar les resulta gratuito. “Tres días a la semana tenemos disponible la consulta médica y siempre está la opción de asistencia sanitaria a domicilio, hay tiendas, bares, carnicería y panadería”, informa el regidor para mostrar la resistencia del comercio local. Además, señala que la localidad genera bastante empleo en torno al sector de la castaña. “La gente que tiene las plantaciones ya es mayor y necesitan ayuda para injertar, podar o recolectar”.
Ambiente familiar y hogareño Lo que más le gusta a la pareja es el ambiente hogareño que se respira en las calles del pueblo. “Todo es muy familiar”, dice Cortegoso. “La gente se sorprende de que vivamos en un sitio tan pequeño, pero en la urbanización conocíamos a dos personas y aquí ya nos llevamos con todo el mundo”, refiere Rodríguez. La población en invierno se reduce, aunque eso no les supone un problema.
La mayoría de sus vecinos ya están jubilados, pero muchos se pasan por el taller para conocer cómo trabajan. Uno de ellos les encargó un epitafio para una lápida y desde entonces son varios los que les han realizado el mismo pedido. Nunca habían imaginado hacer algo así. Las personas que veranean en Hermisende también adquieren productos desde la distancia. El proyecto Holapueblo les ofrece una mentoría semanal virtual gratuita hasta el mes de enero para perfeccionar su negocio. “Toda ayuda es buena”, comenta Cortegoso. Su principal canal de comunicación es Tik Tok.
A diario los vecinos les regalan pimientos, tomates y huevos. También les han enseñado a recolectar setas para distinguir unas de otras. Este mes, en el que son típicas las castañas, les permiten entrar a sus fincas para recolectarlas. “El trueque está muy presente”, expresa Rodríguez. “Aquí no nos morimos de hambre”, bromea ella.
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