Hay a quienes solo mentar el nombre de Otxate les corre un escalofrío por la nuca y se les eriza el vello de los brazos. Este lugar enclavado en Álava, pero perteneciente a Burgos, en concreto, al Condado de Treviño, es un pueblo maldito, o eso dicen. Euskadi resucita 'Gau Beltza', su noche más negra y aterradora con la que planta cara a Halloween
La historia de este pueblo está entretejida de epidemias, psicofonías y fenómenos paranormales. Así, el que fuera un punto estratégico en la famosa Ruta del Vino y del Pescado en el siglo XIX, y que más tarde sufriría la despoblación y el abandono, es hoy protagonista involuntario de sombrías fábulas.
Situado a 20 kilómetros de Vitoria, la naturaleza se ha adueñado de este pueblo abandonado en el que apenas queda en pie la torre de la iglesia, que en su día se levantó en honor a San Miguel, y algunas ruinas.
Al parecer, el último habitante de Otxate se marchó de allí hace ya 88 años. Tras él quedó el silencio y el abandono, pero también un pueblo perfecto para convertirse en protagonista de leyendas y fenómenos paranormales. Historias que, en muchos casos, poco tienen que ver con el mundo de los vivos y que lo hacen perfecto para ser un polo de atracción para los amantes del miedo.
Algunos se remontan al siglo XIX para apuntalar una fama de pueblo maldito que llevó a los vecinos de Otxate a sufrir no una, ni dos, sino hasta tres epidemias seguidas en solo diez años. Tifus, viruela y cólera que diezmaron la población y desbordaron el cementerio, mientras que a escasos kilómetros los vecinos de los pueblos más cercanos se libraban de sufrir el azote de los contagios que asolaron Otxate.
Una desaparición, un asesinato, extrañas voces, avistamientos y ovnis son algunas de las leyendas que circulan sobre este lugar, convertido en escenario perfecto para invocar a los muertos mediante la güija o en sesiones de magia negra.
Otxate y su fama de pueblo maldito atraen a los amantes de lo oscuro, amedrentan a quienes sospechan que hay algo de veraz en esas leyendas y hacen sonreír a los agnósticos. Cuesta encontrar consenso en torno a Otxate, ni siquiera en lo que a su nombre se refiere, hay quienes creen que Otxate significaría la puerta del frío (hotz ate, en euskera), otros que se refiere a la puerta de arriba (goiko ate) o, a la puerta del lobo (otso ate).
Hay, incluso, quien dice que Otxate es la puerta que lleva a otro mundo y, de ahí, las voces que algunos aseguran haber escuchado en medio del silencio para advertirles de que cerraran la puerta, antes de marcharse de este pueblo, cuya mayor maldición, probablemente, sea haberse quedado vacío y abandonado.
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