Un cristal que se rompe al caer al suelo o sobre cualquier otra superficie es una gran molestia por muchos motivos, siendo el susto que nos llevamos si sucede cuando estamos presentes solo uno de ellos. No solo nos quedamos sin un vaso, una jarra o un espejo, también tenemos que recoger todos los cristales con el máximo de los cuidados, evitando cortarnos con las aristas.
Uno de los miedos más habituales es que quede algún trocito que no hayamos visto y nos hagamos daño más adelante. En una casa donde hace poco que se ha roto algo de cristal está poco recomendado andar descalzo o dejar a los niños las mascotas merodear por la zona, por lo menos hasta que nos sentimos totalmente seguros de que hemos recogido los pedazos, desde los más grandes a las esquirlas más diminutas y que no llegamos a ver.
Visto así, parece bastante evidente que no es una tarea sencilla, podemos barrer mil veces que, si no vemos los trozos, es muy complicado recogerlos todos. Además, si empleamos una escoba y un recogedor, corremos el riesgo de que queden trocitos diminutos en esa eterna línea que nunca podemos llegar a recoger con este sistema.
Por suerte, las mentes más brillantes parecen haber encontrado una solución para este problema y solo necesitamos algo que casi todo el mundo tiene en casa: pan de molde.
El pan de molde tiene muchas funciones, es ideal para hacer sandwiches, para tostadas o como acompañamiento de algunas sopas y cremas si lo tuestas, pero parece que también podemos emplearlo para recoger hasta el último trozo de cristal de nuestro suelo sin que aumente el riesgo de cortarnos, que nunca es cero.
Siempre que estamos intentando recoger este tipo de elementos hay que andar con pies de plomo, toda precaución es poca porque, que esta técnica nos ayude y sea sencilla, no quiere decir que no podamos hacernos daño mientras la ponemos en práctica.
Para recoger todos los trozos de cristal, esos pequeños que vemos y los diminutos que no vemos, solo tendremos que coger una rebanada de pan de molde y, con el máximo cuidado, usarla para presionar por la zona donde queremos asegurarnos de que no quedarán cristales. Estos se quedarán adheridos al pan, dejando la superficie más segura. Evita darle la vuelta a la rebanada de pan, emplea siempre el mismo lado, presionando ligeramente hasta que quedes satisfecho y, una vez finalizada la tarea, recuerda tirarlo.
Si quieres que la labor sea completamente segura de principio a fin, recuerda antes de tirar los cristales rotos a la basura, envolverlos en papel de periódico o en un trapo viejo, de este modo puedes evitar que alguien se haga daño sin querer, por cortarse al no ver los vidrios o por olvidar que hay uno roto y coger la bolsa de basura por donde no corresponde. También evitarán que la bolsa pueda romperse y derramar toda la basura acumulada.