Hace 6 meses que Francisco, Shirley y sus cuatro hijos viven un auténtico infierno. Cuando, como padres, este matrimonio tomó la decisión de mudarse a Las Palmas, donde ambos habían encontrando "un buen trabajo", nuca pudieron imaginarse que iban a ser estafados por el falso arrendatario del piso que habían encontrado y que acabarían viviendo en un barco ruinoso del que, por razones burocráticas, no pueden salir. La noche que llegaron a la isla, la vivienda que habían alquilado no se encontraba 'disponible', por lo que su estafador les mandó a dormir a un barco que tenía amarrado en el puerto deportivo, húmedo y lleno de goteras.
Y ahí siguen desde entonces, dentro de una espiral burocrática en la que el juzgado les pide que presenten su empadronamiento para poder acceder a los servicios sociales, pero el padrón requiere a su vez aportar la dirección de una vivienda y el barco no se considera como tal. Por tanto, esta familia con menores se encuentra en un vacío legal que desespera hasta su abogado, Alexis Bethencourt, pues ni él ha sido capaz de deshacer el nudo administrativo que planeta esta peculiar situación, que no se resuelve:
"Llevamos seis meses en la misma situación y no avanzamos. El barco está lleno de goteras y humedades, la ropa nunca se seca del todo y huele mal, la cama se nos llena de agua y a mí ya hasta me duele el cuello porque no quepo de pie en el camarote", ha dicho el padre de la familia en una entrevista con Informativos Telecinco. Consciente de que su forma de vida no va a cambiar en una semana, todos se han hecho a la idea de que tendrán que pasar la Navidad en tan malas condiciones: "No nos queda otra. Mi mujer y yo vamos a mandar a tres de nuestros hijos con mi hermana y nosotros nos quedaremos aquí con el mayor. No queremos separarnos en estas fechas, pero es lo mejor para los niños", ha dicho, sin comprender que nadie atienda su desamparo.
Al principio, además, la familia de Francisco no poseía la llave en forma de tarjeta con la que podían entrar y salir del pantalán, incluso para ir al baño, que se encuentra fuera. Por ello, ni él ni su mujer pudieron acudir a sus puestos de trabajo, que perdieron al poco tiempo. Afortunadamente, ese perjuicio sí ha sido subsanado y toda la familia goza de movilidad para ir a trabajar y al colegio, pero la vulnerabilidad extrema en la que se encontraron en un inicio llevó al matrimonio a vender herramientas y otros enseres que necesitan para sus propios empleos. Otra espiral.
Por ello, actualmente no tienen dinero para gastárselo en una buena cena de Nochebuena o Nochevieja. "Ni para jamón, ni para vino, ni para nada tenemos", dice Francisco. Y Shirley también confiesa que no han podido comprarles regalos de Reyes a los niños, por lo que ella misma ha iniciado un GofundMe donde explica todo lo ocurrido: "Mi marido, mis cuatro hijos y yo estamos viviendo en un velero semi hundido porque nos estafaron. Siento llegar a esto pero, como madre, me siento muy mal y me duele mucho que mis hijos no vayan a tener regalos de Reyes este año. Solicito vuestra ayuda", ha escrito, con la esperanza de poder obtener, al menos, unos 1.300 euros con los que sobrevivir esta próxima Navidad.
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