Las riadas provocadas por la DANA en Valencia fueron de tal virulencia que arrastraron toneladas de piedras, ramas y malezas. Arrasando el agua con todo cuanto se encontraba a su paso en distintos barrancos, como el del Poyo, tras las imágenes de la devastación causada surge la polémica sobre si los cauces de los ríos tienen que dejarse como están o si hay que limpiarlos.
En el barranco de los Arcos, en Elche, las máquinas se afanan en despejar por completo el barranco. Con maquinaria pesada, retiran cualquier tipo de maleza para evitar tapones y desbordamientos, aunque limpiezas como esta generan polémica.
“Hay que naturalizar los cauces. Principalmente en zonas urbanas donde se ha metido mucho hormigón y demás”, señala Joaquín Vidal, ingeniero de Montes.
Los expertos apuestan por actuaciones selectivas que respeten la naturaleza autóctona: “La vegetación natural incluso ayuda a que estas velocidades del agua disminuyan”.
Sin embargo, hay especies invasoras que hay que retirar. Por ejemplo, la caña, que crece sin control en infinidad de márgenes.
“Lo que hay que hacer es retirarla y recuperar los bosques de ribera que son autóctonos”, señala Dídac Navarro, geólogo de Ecologistas en Acción.
Las hemos visto abundantemente en las riadas de las últimas semanas. Apenas tienen competencia y su acumulación excesiva es un verdadero problema.
En ese sentido, los agricultores se quejan de que las confederaciones hidrográficas no les permiten limpiar sus ríos y arroyos: “No te dejan”, insisten.
El cambio climático, con episodios de DANA cada vez más intensos, exige soluciones urgentes.
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