El pasado 22 de septiembre dábamos comienzo al otoño, estación en la que, en España, el último domingo del mes de octubre siempre se cambia la hora. En este 2024, será el día 27 cuando los relojes, a las 3:00 de la madrugada, se retrasen y vuelvan a marcar las 2:00 horas. Así, empezará el horario de invierno.
La modificación horaria en nuestro país comenzó a implementarse de manera regular en 1974, como respuesta a la crisis del petróleo. El objetivo era adecuar los horarios de la actividad diaria para aprovechar mejor la luz solar, reduciendo la necesidad de electricidad en las horas matutinas y vespertinas.
Se trata de una práctica bianual puesto que también cambiamos la hora el último domingo de marzo. En este caso, para adaptar el denominado horario de verano, por lo que los relojes se adelantan y, al dar las 2:00, pasan automáticamente a ser las 3:00.
Dicha medida, como es lógico, cuenta con personas que se muestran a favor o en contra. No obstante, estudios recientes apuntan que el ahorro energético es mínimo y, además, el impacto en la salud puede ser perjudicial, alterando los ritmos circadianos y causando problemas de sueño.
De momento, lo que es seguro es que, según establece el Real Decreto 236/2002 del Boletín Oficial del Estado (BOE), la transición horaria hacia el invierno y el verano se mantendrá hasta 2026. A partir de ahí, es una absoluta incógnita que deberá despejar el Gobierno.
España tendrá que decidir si adopta un horario fijo, como sucede ya en otros países de Europa (en el caso de Ucrania, por ejemplo, finalizó el año pasado), o si prefiere ir alternando el de verano e invierno. Esta práctica no sólo necesita un consenso político, también requiere de una amplia campaña informativa con el fin de evitar confusión entre los ciudadanos.
Hablando de la población, un estudio elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) evidenció que un 65,8% de las personas encuestadas se decantaba por eliminar los cambios de hora y un 68,5% prefería quedarse con el horario de verano durante los 365 días (366 en año bisiesto).
Por si fuera poco, la decisión que se tome también deberá tener en cuenta otro debate: el huso horario de España. Por su ubicación geográfica, el país debería regirse por el Meridiano de Greenwich (GMT), como ocurre en Reino Unido y Portugal. Sin embargo, en 1940, bajo el régimen de Francisco Franco, se adoptó el Horario Central Europeo (CET) para alinearse con otros países del continente.
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