Una semana después de que Interpol llamara a la colaboración ciudadana para identificar a 46 mujeres fallecidas en extrañas circunstancias, la campaña ‘Identify me’ ha recibido un aluvión de mensajes que podrían dar un empujón a las investigaciones, como ha ocurrido con dos pistas desde Bulgaria y Australia relacionadas con casos de España.
De los 200 mensajes que han llegado al buzón de Interpol, 26 se corresponden con casos españoles y dos de ellos aportan información sustancial, según explica a EFE Javier Álvarez, inspector jefe del grupo V de Interpol en Madrid.
Revisando el buzón, la policía se topó con un texto enviado desde Bulgaria que describía la desaparición de una mujer. Rápidamente, observaron ciertas similitudes con el caso de “la mujer de rosa”, una joven que fue hallada muerta en 2005 en el kilómetro 84 de la carretera de Vila, en el municipio barcelonés de Viladecans, y que en el momento de ser encontrada vestía de ese color.
Tirando de este hilo, Interpol ha trasladado las huellas y el perfil genético a las autoridades búlgaras, ya que en ese país se registró hace años una notificación amarilla, es decir, una alerta policial mundial sobre una persona desaparecida, una mujer de ese país que todavía no se ha aclarado.
La otra información viene de Australia y se refiere a una joven que fue hallada muerta en una habitación de hotel de Premià del Mar (Barcelona) en 1999, con las manos atadas y con signos de violencia.
En este caso, las conexiones son más frágiles, ya que las fotografías no concuerdan y ha pasado mucho tiempo, pero “hay que valorarlo todo”, dice Álvarez. “Toda la información de la que disponemos sobre la mujer ha sido remitida, y serán ellos los que hagan los cotejos convenientes”, añade.
No sería la primera vez que por un indicio que parte de la colaboración ciudadana a través de ‘Identify me’ se reconoce a una víctima. En la primera edición de la campaña, la policía holandesa logró identificar a una ciudadana de origen galés de 31 años, Rita Roberts, que fue asesinada en 1992 en un río de la ciudad de Amberes (Bélgica).
Sus familiares advirtieron entonces de que el tatuaje de flores que se mostró en las fotografías del caso era idéntico al que llevaba. A partir de esa señal, las autoridades hicieron las pruebas genéticas pertinentes que dieron con su identidad treinta años después.
En los casos de desaparición, la Policía se encuentra con un obstáculo: la falta de denuncias. “Para que haya una coincidencia debería haber una denuncia previa de desaparición”, argumenta el inspector.
En ese sentido, llama a que las familias que tengan casos de personas desaparecidas utilicen I-Familia, la base de datos de Interpol que permite identificar a desaparecidos mediante el cotejo internacional de perfiles genéticos con muestras de ADN.
En ella, los familiares pueden aportar muestras genéticas para que la Policía Científica pueda elaborar un perfil que, posteriormente, se sube a la base de datos.
Todo ello permite que, en el momento que salte una notificación, los agentes puedan cotejar las posibles coincidencias.
“Es un proceso lento, no es un trabajo que venga de inmediato, pero confiamos en que alguna vía ayude a resolver los casos”, indica el inspector.
La elección de los países participantes en ‘Identify me’ no es casual. La primera campaña integró a Alemania, Países Bajos y Bélgica, que tienen fronteras entre sí, lo que favorece los viajes de los ciudadanos. En la segunda se han incorporado Francia, Italia y España que, aunque no están completamente conectados, sí se encuentran cerca.
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